Agorafobia y Pánico

La palabra agorafobia nos sonará, probablemente la habremos escuchado alguna vez o incluso nos habremos planteado en alguna ocasión qué es esto de la agorafobia.

¿Qué es la agorafobia? 

La agorafobia es un trastorno mental clasificado dentro de los trastornos de ansiedad. Se caracteriza por evitar o resistir el miedo o situaciones en la que resulte difícil escapar o no se tiene ayuda en caso de padecer síntomas de ansiedad muy elevados o síntomas de pánico, como vómitos, desorientación o mareos (American Psychiatric Association, 2013).

¿Quién puede padecer agorafobia?

Es un problema más característico de la vida adulta, siendo poco habitual que lo padezcan niños (Pietot, 2004), estando la edad media de inicio en torno a los 24 y 28 años (Kesler, Berglud et al., 2005). En cuanto al género, dos de cada tres pacientes con agorafobia son mujeres. Así mismo, presentan mayor riesgo personas con un nivel educativo bajo, que hayan enviudado, separado o divorciado, en comparación a personas casadas o que viven en pareja. (Andrews y Slade, 2002; Eaton et al., 1994; Magee et al.,1996). También es más prevalente en personas que ya habían padecido ansiedad por separación o fobia escolar.

¿Cómo suele empezar? 

Suele empezar a manifestarse con una ansiedad intensa o ataques de pánico, con momentos de ligera ansiedad que va aumentando poco a poco a través de varios ataques de pánico. (Arturo Bados, 2009), aunque es cierto que es tan diversa cómo pacientes puede haber, ya que pueden evitar situaciones que pueden haber asociado al pánico o ansiedad, ya sea por experiencias previas o por las sensaciones de miedo que les produce. Lo que sí suele ser común en estos pacientes, son determinadas situaciones temidas y evitadas características, cómo podrían ser: teatros, cines, túneles, trenes, centros comerciales, restaurantes, museos, ascensores, apartamentos, lugares cerrados como túneles, centros comerciales, restaurantes, etc. (Arturo Bados, 2009)

¿Por qué se asocia la agorafobia con el pánico? 

Esto es debido, a que la mayoría de pacientes con este trastorno, manifiesta tener o haber tenido ataques de pánico, que se describe como la aparición repentina de miedo y/o malestar intenso, que suele ir acompañado de síntomas como: taquicardia, sudoración, sensación de ahogo, miedo a morir, cosquilleo en las extremidades, etc. (APA, 2013). Otra característica relacionada con el pánico, es la hipervigilancia, se refiere a la sensación de prestan una gran atención a elementos que la persona identifica como amenazantes, bien pueden ser situaciones que teme o incluso las propias sensaciones corporales relacionadas con ataques de pánico o ansiedad. Es por esto que para ellos se vuelve más fácil detectar estas sensaciones, llegando a incluso a tener una elevada percepción subjetiva de estos síntomas. El aumento de la hipervigilancia, generará un incremento de la activación corporal y una interpretación catastrófica de los síntomas, que llevará en muchos caso a la persona a realizar conductas de evitación, que ayudarán al mantenimiento de la conducta (Arturo Bados, 2009).

¿Qué se debe hacer en caso de que creamos que podemos padecer agorafobia o que alguien cercano la padece? 

Lo más importante en estos casos es acudir a un profesional de la salud mental, ya que es importante la detección y el tratamiento cuanto antes, pues la agorafobia tiende a volverse crónica, lo que conlleva un gran coste personal para quien lo padece y para su alrededor. (Wittchen et al., 2010).

 


Autora: Marta Quetglas y Natalia Moreno

Psicóloga del Grado de Psicología UCJC y Coordinadora Responsable de la Unidad de Atención Psicológica Especializada de HM Hospitales

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