Qué es la Regulación Emocional

¿Qué son las emociones? Antes de hablar sobre la regulación emocional, vamos a explicar lo que son las emociones. Se considera que las emociones son reacciones de carácter fisiológico, cognitivo (pensamientos) y conductual, que se van desarrollando y evolucionando a la vez que lo hace la persona. Son involuntarias, no podemos elegir tenerlas o no, y su principal función es la adaptación, ya que nos permiten reaccionar ante el entorno que nos rodea en base a la interpretación subjetiva que hagamos de este (saber si es amenazante, si nos gusta, etc.) Gómez Pérez (2013)

¿Qué es la regulación emoción emocional?

Como han resumido Gómez y Calleja (2016), son procesos externos e internos en los que las personas tratan de influir para que estas les permitan alcanzar metas o necesidades (ya sean individuales o sociales).

La principal función de la regulación emocional es que las emociones aparezcan, se mantengan y desaparezcan, lo que pasa, es que en ocasiones su duración puede ser más duradera e intensa de lo adecuado. Es por eso que Gross (1998) y Gross & John (2003) nos explican que podemos intervenir tanto antes, como durante y después de que aparezca la emoción. Por ejemplo, imaginemos que tenemos que presentar un proyecto ante muchas personas, y sabemos que en el momento de exponer nos vamos a poner nerviosos, por lo que ANTES de que esto ocurra, realizamos cambios para evitar que suceda, como, por ejemplo, prepararnos bien el tema que presentamos, hacer unas diapositivas que nos faciliten las explicaciones, elegir una ropa que nos sea cómoda, etc. Igualmente, cuando llega el momento de exponer, sentimos como aumentan nuestro nerviosismo, por lo que, DURANTE la presentación, tratamos de hacer cambios para sentirnos mejor, podemos buscar una persona de apoyo en el público para hacer contacto visual, podemos focalizar nuestra atención en la temática de nuestro trabajo, tratar de hacer respiraciones más pausadas, etc. Y, por último, DESPUÉS, podemos realizar cambios como evaluar cómo ha ido la exposición, pedir la opinión a otros, acciones que nos ayudan a calmarnos en ese momento e incluso prepararnos para la siguiente vez (algún error que no quiero que se repita, o cosas que me gustaría cambiar).
 
No siempre está claro cuándo el proceso de regulación es adaptativo o disfuncional, puede que nuestros esfuerzos por modificar los estados emocionales sean efectivos o ineficaces y en algunos casos contraproducentes.  Es por eso que para regular nuestras emociones de una manera más adaptativa es interesante conocer el siguiente proceso.
 
Tras la interpretación que hacemos de una situación o evento, aparece la reacción emocional. Es en este punto en el que es importante conocer las distintas etapas del procesamiento emocional, ya que nos llevan finalmente a la modulación o regulación emocional. Hervás (2011):


1. Apertura emocional: dejar espacio para percibir las reacciones emocionales.


2. Atención emocional: atender a la información que nos da la experiencia emocional (qué notamos en nuestro cuerpo, dónde, cómo nos hace sentir, etc.), sin forzar que la emoción se mantenga en el tiempo más de lo necesario.


3. Etiquetado emocional: tratar de poner nombre a las emociones de la forma más exhaustiva posible.


4. Aceptación emocional: recibir las emociones de la forma más calmada posible y sin prejuicios. No debemos dejarnos llevar por las creencias acerca de sentir determinadas emociones, ya que podría influir en el proceso de regulación emocional. Este proceso está presente a lo largo de todas las etapas.


5. Análisis emocional: en este punto debemos tener en cuenta cuatro cosas:

  • Cuál es el origen de la emoción, qué lo genera.
  • Cuál es el mensaje que nos envía la emoción y que significado le damos. En este punto es común darnos significados disfuncionales a cerca de lo que sentimos, por ejemplo, si sentimos culpa y el significado que le asignamos es el de “soy una mala persona”, no estamos recibiendo el mensaje correcto, ya que este sería “es posible que le haya generado mal a otra persona”. O si nos sentimos incompetentes por no saber realizar una tarea el mensaje que debemos recibir no es el de “no sirvo para nada”, sino el de “quizá necesito más practica o formación para aumentar mis habilidades”.
  • Qué validez tiene la emoción sentida. En ocasiones las emociones nos envían falsas alarmas. Para ejemplificar lo que es una falsa alarma imaginemos que hemos tenido un accidente de tráfico mientras nosotros conducíamos, pero no hemos sido responsables, ya que ha sido otro coche el que nos ha golpeado. Nosotros salimos ilesos, pero nuestro acompañante en el coche sufre una herida grave. Es posible que nos sintamos culpables y que tengamos pensamientos del tipo “quizá si yo hubiera hecho esto…”, “si hubiese estado más atento…”. En esta situación debemos evaluar que el mensaje que nos envía la emoción no es cierto (llevábamos el cinturón, íbamos a la velocidad adecuada, iba por mi carril, otro coche se cruzó en mi camino). Por el contrario, si el accidente hubiese sido responsabilidad nuestra (dejé de mirar a la carretera por ver el móvil) la emoción que sentiremos de culpa no sería una falsa alarma, ya que trataría de decirnos que hemos cometido un error que ha afectado a otros y de este modo ser más conscientes del peligro de mirar el móvil o no estar atentos mientras conducimos el resto de veces.
  • Qué implicaciones tiene lo que estoy sintiendo. Las emociones aparecen para generar un cambio comportamental en nosotros. A corto plazo o de manera inmediata las reacciones emocionales pueden estar enfocadas a una reparación de lo hecho. Pero a medio o largo plazo tratan de ayudarnos a cambiar o aprender de lo ocurrido, sabemos lo que ha pasado y tratamos de que no vuelva a suceder.


6. Regulación/modulación emocional: realizar un cambio, tanto interno como externo para tratar de reducir las emociones disfuncionales y activar otras más adaptativas. Tratamos de buscar estrategias (adaptadas a la situación) para contrarrestar el estado emocional negativo. Es importante llegar a este punto una vez realizados los anteriores, ya que de este modo es más fácil utilizar estrategias más adaptativas.

Así concluimos un ejemplo de regulación emocional que con la práctica;tanto con emociones intensas o desagradables como con otras más leves o agradables;nos ayuda a automatizar una forma de enfrentarnos a las emociones mucho más sana y con mejores consecuencias a largo plazo.


 
Autora: Luz García Ibáñez y Natalia Moreno
Psicóloga del Máster General Sanitario de Psicología UCJC y Coordinadora Responsable de la Unidad de Atención Psicológica Especializada de HM Hospitales

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