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Avances en radioterapia como tratamiento del cáncer de próstata

15/09/2017 11:00

El cáncer de próstata es actualmente la segunda causa de muerte por cáncer en los varones en nuestro país, diagnosticándose cada año más de 13.000 nuevos casos. El especialista en oncología radioterápica del Hospital HM San Francisco, Dr. Justo Ugidos, destaca que "el 85% de los casos de cáncer de próstata son órgano-confinados, es decir, que no están diseminados a los ganglios pélvicos ni tienen metástasis a distancia en el momento del diagnóstico". Para recibir el tratamiento adecuado se utilizan diferentes criterios clínicos que ayudarán a clasificar el riesgo (bajo, medio o alto) de la enfermedad.

¿En qué casos un paciente recibe radioterapia?

El Dr. Justo Ugidos señala que "se podrá utilizar radioterapia externa como tratamiento único en pacientes de bajo riesgo o combinado con las otras modalidades terapéuticas como la hormonoterapia y la braquiterapia en pacientes de riesgo intermedio o alto".

En los últimos años la radioterapia ha evolucionado de forma sorprendente gracias a sistemas de planeamiento más modernos, métodos de imagen más completos y equipamientos más sofisticados. "En esta evolución destaca sobre todo el paso de la radioterapia simple o conformacional a las nuevas técnicas como IMRT, radioterapia de intensidad modulada, o la IGRT, radioterapia guiada por la imagen, lo que nos permite realizar tratamientos más precisos, consiguiendo aumentar la dosis depositada en los tumores y al mismo tiempo proteger los órganos sanos adyacentes", apunta el Dr. Justo Ugidos.

En la actualidad existen dos modalidades de aplicación de la radioterapia: radioterapia externa y braquiterapia. La primera de ellas consiste en administrar las radiaciones desde el exterior del paciente utilizando equipamiento generador de radiaciones. Por su parte, en la braquiterapia la radiación se administra mediante la colocación permanente o temporal de fuentes de material radiactivo en el interior del paciente.

 

Braquiterapia prostática

En el hospital HM San Francisco de León la técnica que se lleva a cabo es la LDR braqui de baja tasa de dosis o implante permanente de semillas radioactivas de Iodo 125. Es un procedimiento mínimamente invasivo que consiste en implantar en tiempo real dentro de la próstata, a través del perineo y guiadas por ecografía transrectal, un determinado número de fuentes radioactivas (semillas) que tratarán el tumor. La intervención se realiza en quirófano bajo anestesia parciall y suele tener una duración que oscila entre los 60 y los 75 minutos.

El Dr. Justo Ugidos reconoce que la braquiterapia prostática ofrece múltiples ventajas respecto a la cirugía "ya que hay menor riesgo quirúrgico y menor riesgo de efectos secundarios importantes para la calidad de vida del paciente como son la incontinencia urinaria y la impotencia". Respecto a la radioterapia externa, la braquiterapia supone un tratamiento único tras el cual a las 24 horas el paciente recupera su actividad normal, mientras que en la radioterapia externa se necesita tratamiento diario durante 7 u 8 semanas. Asimismo, la braquiterapia ofrece mayor protección a los órganos sanos adyacentes a la próstata.

 

Futuro de la radioterapia

Los próximos avances en la radioterapia externa consistirán en utilizar diferentes esquemas de fraccionamiento, los llamados hipofraccionamiento moderado (2.4 - 4 Gy por fracción) y el ultra hipofraccionamiento, lo que supondría disminuir el número de fracciones, aumentando la dosis por fracción.

Estos nuevos esquemas de tratamiento, además de los previsibles beneficios terapéuticos, reducirán considerablemente la duración total del tratamiento de 8 semanas con esquema convencional, a 5 con el moderado o incluso a 1 o 2 con el ultra hipofraccionamiento.

Por su parte, en braquiterapia los próximos avances consistirán en utilizarla como tratamiento focal del cáncer de próstata, ya que las nuevas técnicas de diagnóstico y fusión de imagen, consiguen identificar de una forma más exacta la localización concreta del tumor-foco o focos más activos dentro de la próstata, permitiendo implantar la zona tumoral y preservando el resto del órgano, lo que significará una mayor disminución del riesgo de efectos secundarios.


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