Varios estudios realizados en los últimos años han constatado que los países mediterráneos tienen la obesidad infantil más alta de Europa, pese a los beneficios de la dieta mediterránea y a un clima que favorece la actividad y el ejercicio. ¿Qué está fallando? Posiblemente un cambio en el estilo de vida que no hemos sido capaces de frenar como sociedad.
Es la respuesta del Dr. Felipe Casanueva, especialista en Endocrinología del hospital HM Rosaleda de Santiago de Compostela, quien lleva años alertando de las graves consecuencias que conlleva la obesidad infantil y de la necesidad de una estrategia conjunta para afrontarla. "Autoridades sanitarias y política, empresas, familia… es necesario que toda la sociedad tome conciencia del gravísimo problema que supone la obesidad, y en especial la obesidad infantil", insiste el Dr. Casanueva.
El catedrático de Endocrinología de la Universidad de Santiago recuerda que "un niño obeso tiene un 83 % de posibilidades de ser un adulto obeso", mientras que en una persona con peso normal en la infancia las posibilidades de ser obesa se reducen al 15 %. Si a ello le sumamos los múltiples problemas sanitarios asociados a la obesidad, es evidente el grave problema sanitario al que nos enfrentamos.
Entre el 15 y 18 por ciento de los niños mayores de 5 años es obeso, un porcentaje muy preocupante por las cifras y por lo rápido que aumenta
Menor esperanza y calidad de vida
"Además del problema estético –que lo hay, y que tiene consecuencias en forma de bulling, mayor fracaso escolar, problemas de autoestima, etc.– es un grave problema sanitario. Se están diagnosticando patologías jamás vistas en la infancia, como diabetes mellitus tipo 2, hipertensión o hipercolesterolemia", indica el especialista de HM Hospitales.
La obesidad reduce la esperanza de vida entre 5 y 10 años y se cree que las próximas generaciones vivirán menos debido, precisamente, a la obesidad. Por ello es imprescindible tomar medidas cuanto antes, una responsabilidad que debe recaer en padres y pediatras, que son quienes están en contacto directo con la infancia y pueden tomar medidas en cuanto aprecian los primeros indicios de sobrepeso.
Recomendaciones
Alimentación y ejercicio físico son los dos pilares sobre los que pivota el problema y, por tanto, su solución. "Hay que eliminar o reducir todo lo posible el consumo de precocinados y bollería y volver a la dieta mediterránea, con productos frescos y rica en pescados y alimentos de la huerta", indica el Dr. Casanueva. Y, al mismo tiempo, hay que incrementar la actividad física en la infancia. "Nuestros hijos están una media de cuatro horas diarias frente a una pantalla, si a eso le sumamos las horas del cole y de sueño… tenemos una niñez sedentaria y mal alimentada, la combinación perfecta para desarrollar sobrepeso y obesidad". Por tanto cuidar la alimentación, hacer ejercicio físico diariamente y, en caso de duda, consultar con el pediatra o con un especialista para poner freno cuanto antes a una de las grandes lacras sanitarias de nuestro país.
"Es falso que el sobrepeso de un niño se soluciona cuando dé el estirón. Es un grave problema de salud que arrastrará toda su vida", indica el Dr. Casanueva