A menudo, tiende a hablarse de migraña y dolor de cabeza indistintamente, sin embargo, no son exactamente lo mismo. Y es que, como explica la Dra. Ochoa, "no todas las cefaleas son migrañas". Las cefaleas pueden deberse a una lesión cerebral, a un proceso febril, a un problema dental, etc. La más común es la que se denomina cefalea tensional, cuya prevalencia en población general alcanza casi el 80%.
Las migrañas, por su parte, son un tipo de cefalea que no se debe a ninguna lesión, por eso, se denominan "cefaleas primarias". Y aunque hay migrañas que cursan sin cefalea, esto es algo excepcional.
En la migraña, describe la neuróloga, "el dolor afecta generalmente a media cabeza y se centra en la sien, la frente o alrededor del ojo, es pulsátil y puede asociarse a náuseas o vómitos, fotofobia (molestia ante la luz) y sonofobia (molestia ante ruidos)".
¿Cuánto dura?
La duración de la migraña suele ser de entre 4 y 72 horas, aunque en la mayoría de los pacientes no va más allá de un día. Esto, explica la Dra. Ochoa, "depende de cada paciente, pero en general las migrañas más prolongadas suelen producirse en pacientes con migrañas más crónicas y frecuentes y, sobre todo, en aquellos que no utilizan los tratamientos sintomáticos más indicados".
¿Son para siempre?
Lamentablemente, una vez aparecen, las migrañas no se curan, si bien se dispone de tratamientos para mejorarlas. En el 30% de los pacientes, con el paso de los años, se hacen muy infrecuentes, llegando casi a desparecer. "En general, habrá épocas mejores y peores", explica la neuróloga. Esto dependerá de factores como el estrés o los cambios atmosféricos (en primavera y otoño son más frecuentes), pero también de si el paciente sigue o no un adecuado manejo farmacológico: "El abuso de analgésicos y no emplear tratamientos preventivos cuando están indicados son una de las principales causas de cronificación de la migraña", advierte.
Adelantarse
A menudo, el paciente presenta una serie de síntomas que preceden a la migraña, son los "pródromos". Estos pueden tener lugar horas e incluso días antes y los más frecuentes son cansancio, aumento del apetito, bostezos, palidez, cambios de humor y dificultad para la concentración.
No tan frecuente es la aparición del aura, que tiene lugar en el 20% de las migrañas. Se conoce como aura a una serie de síntomas de déficit neurológico que duran entre 20 y 60 minutos y que preceden, generalmente en menos de una hora, al dolor. "Los síntomas del aura más frecuentes son los visuales (destellos de luces, no ver bien por los lados, manchas negras en la visión), seguidos de los sensitivos (parestesias que van ascendiendo desde la punta de los dedos hacia el brazo y en la zona de la cara alrededor de la boca). Mucho menos frecuentes son la pérdida de fuerza en un hemicuerpo o la dificultad para el lenguaje", subraya.
Si bien los pródromos no pueden tratarse, son un aviso que, según la Dra. Ochoa, debe ponernos alerta ante una posible migraña. En este momento, recomienda "intentar evitar los factores desencadenantes de las crisis y tener la medicación preparada por si aparece el dolor empezar a tratarlo lo antes posible".
El aura, por su parte, "una vez aparece va a llevar asociado en pocos minutos el dolor por lo que yo aconsejo a mis pacientes iniciar ahí el tratamiento con un analgésico o antiinflamatorio convencional".
Tratamiento
En las migrañas hay dos tipos de tratamiento: uno sintomático y otro preventivo. El primero se refiere a la búsqueda de algo efectivo que mitigue el dolor cuando este empieza y aquí están indicados los antiinflamatorios y, sobre todo, los triptanes. Sin embargo, cuando las migrañas son muy frecuentes, más de tres o cuatro episodios al mes, o no responden al tratamiento sintomático se recomienda recurrir a tratamientos farmacológicos de carácter preventivo. "Son fármacos que se toman de manera diaria durante un tiempo para disminuir la frecuencia y la intensidad de los dolores. También puede usarse toxina botulínica como tratamiento preventivo en los casos más crónicos y severos", concluye.