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Comida, ansiedad y otras emociones

30/11/2017 11:00

África Urbano, Psicóloga de la Unidad de Obesidad del Hospital HM Montepríncipe, nos habla sobre Comida, ansiedad y otras emociones.

¿Qué es una emoción básica?

Se consideran básicas o primarias aquellas emociones que son imprescindibles para nuestra supervivencia, que nos habilitan para activarnos y dirigir nuestra conducta. Por lo tanto, no son negativas.

Están directamente relacionadas con la amígdala, esa pequeña "almendra" alojada en áreas subcorticales de nuestra corteza cerebral y encargada de integrar la información de lo que sentimos.


¿Qué entendemos por miedo?

El miedo es primario. La posibilidad de que nuestro cerebro se active ante situaciones de peligro es imprescindible para la conservación del ser humano que, en un instante, responde y decide. Esta emoción está altamente relacionada con la memoria asociativa y ante una señal (sonido, imagen, olor, etc.) que nos recuerda a una situación de estrés, rápidamente prepara al sujeto para la huída.

¿Qué entendemos por rabia?

La rabia, al igual que en el caso anterior, es una emoción primaria y, como tal, sirve para subsistir. Ante estados de frustración, de injusticia, o expectativas no cubiertas, aparece esta emoción que prepara al individuo para el ataque, la lucha, la resolución, la defensa.

¿Qué entendemos por ansiedad?

La ansiedad es una defensa natural, un estado de alerta que hace posible, de forma automática, resolver situaciones que atentan contra la vida. El ser humano se prepara para Huir (miedo) o para Atacar (rabia) cuando siente que está en peligro y en el organismo se producen cambios que afectan al ritmo cardiaco, a los niveles de adrenalina y de glucosa en sangre, a las pupilas, que se dilatan, y a los músculos, que se ponen en tensión.

Cuando el peligro (sea real o potencial) desaparece, el sujeto se calma y se relaja.

¿Qué entendemos por tristeza?

Es otra de nuestras emociones básicas. Sentir tristeza, aflicción, pena, pesar, displacer, es normal ante ciertas situaciones. Los acontecimientos negativos provocan una situación de duelo. El sujeto más inteligente a nivel emocional será aquel que aprenda a sentir y expresar la tristeza, al tiempo que aprende a regularla, porque esta emoción, al igual que en los casos anteriores, si se prolonga en el tiempo puede llegar a provocar estados de inestabilidad mental, y un ánimo disfórico que va a mermar las potencias emocionales y cognitivas del sujeto.

Regular las emociones

Cualquiera de las emociones más primarias se convierten en patológicas cuando el origen de las mismas no se corresponde con una situación real y se viven como reales, eventos que únicamente están en el pensamiento.

La persona tiene un determinado sistema de creencias, que desencadenan malestar psicológico. Su diálogo interno es circular, parte de premisas erróneas y termina en conclusiones erróneas.

Los eventos que se viven como reales generan emociones reales, activan el miedo, la rabia, la ansiedad y la tristeza, llegando en algunos casos a:

- Provocar en el sujeto las mismas sensaciones que aparecen ante una situación de riesgo real (activación física). El sujeto somatiza.

- Y llevando al sujeto a realizar conductas congruentes con dichas emociones que a su vez les llevan a situación de mayor malestar psicológico.

Aparece el aburrimiento, la soledad, la vergüenza y un largo etcétera de alteraciones del ánimo que pueden degenerar en conductas que afecten a la salud física, cognitiva y emocional, provocando estados mentales categorizados como trastornos como son el trastorno de ansiedad, la depresión, trastornos de las conducta alimentaria, dentro de los cuales se encuentra el trastorno de los atracones, tan contrastado e identificado en nuestros pacientes de la Unidad de Obesidad.

¿Qué relación existe entre Emoción y Obesidad?

Algunas personas aprenden a calmar con comida estados de desasosiego encadenados, preocupaciones, situaciones de estrés, duelo, soledad, aburrimiento.

¿Que entendemos por ingesta emocional?

"Aquella comida que NO está relacionada con una necesidad real u oportunidad justificada, sino con un ESTADO DE ÁNIMO concreto: estrés, aburrimiento, soledad, tristeza…"

¿Qué características tiene la ingesta emocional?

El hambre emocional surge de pronto. El sujeto siente necesidad urgente de calmar esa sensación.

No discrimina entre sentir hambre y tener hambre y, en muchos casos, tiene dificultades para posponer la acción.

El sujeto busca en la ingesta precipitada una solución inmediata a su estado displacentero.

En este contexto, frecuentemente la persona entra en otra situación de circularidad: Aparecen los pensamientos-emociones que actúan como desencadenante del proceso. Tras ellos el sujeto siente el impulso de comer. Generalmente este impulso va asociado a un antojo alimenticio que, frecuentemente, es comida hipercalórica.

Acto seguido racionaliza, es decir, encuentra razones que justifican la acción que va a emprender ("Llevo un día horrible", "De algo hay que morir", "Total por un poco de chocolate"…)

Y tras haber comido, su malestar emocional se ve incrementado.

En otros casos, el patrón de conducta es menos precipitado. El sujeto planifica su ingesta emocional.

Anticipar lo que se va a comer cuando llegue a su casa, o cuando salga de trabajar actúa como refuerzo y produce en el sujeto el mismo efecto-beneficio a corto plazo para calmar su malestar.

La Ingesta emocional, NO ES TRASTORNO DE ATRACONES. NO ES ADICCIÓN A LA COMIDA. La persona no llega a sentir pérdida de control y puede parar antes de sentirse extremadamente lleno. Pero en muchos casos es el inicio, la antesala del trastorno.

Deberemos, por tanto, abordar los verdaderos problemas que han llevado al paciente a realizar conductas de ingesta alterada. De no ser así, si tan solo abordamos los problemas de la alimentación desde una perspectiva médica, atendiendo al síntoma y utilizando, de forma exclusiva, dieta y medicación, la solución no llegará.


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