No podemos detener el paso del tiempo, pero sí luchar contra los ‘ladrones del calcio’, factores relacionados con nuestro estilo de vida que contribuyen al deterioro de nuestros huesos que, con los años, pueden dar lugar a la aparición de osteoporosis. Nos da las claves el Dr. Ángel Oteo Álvaro, coordinador de la Unidad de Fragilidad Ósea y Osteoporosis del Hospital Universitario HM Madrid.
La densidad mineral ósea de nuestros huesos a lo largo de la vida dependerá de dos factores, de un lado, del pico de masa ósea que hayamos alcanzado en torno a los 20 años de edad y, de otro, de la pérdida que comienza a partir de entonces. "Ese pico de masa ósea —explica el Dr. Ángel Oteo— tendrá especial importancia en la vida adulta y predecirá la aparición de osteoporosis en el futuro". Por ello, hace hincapié, los primeros años de la infancia y la adolescencia son fundamentales. "A partir de la segunda década de la vida —apunta— se comienza a perder masa ósea aproximadamente en un 0,51% anual. Esta pérdida se incrementa en la mujer en el período preme nopáusico y, especialmente, en los primeros años que siguen a la menopausia. Después de los 65 años, la pérdida ósea en la mujer se enlentece, alcanzando, al igual que en el varón, un ritmo de pérdida anual de aproximadamente el 0,7%".
Ladrones del calcio
El primero de estos 'ladrones' al que hace referencia es el de una alimentación inade cuada y es que "si no ingerimos alimentos que nos aporten elementos indispensables, como proteínas, minerales —calcio y fósforo— y vitamina D, nuestra pérdida de masa ósea será mayor". Por ello, recomienda el consumo de productos lácteos, vegetales y hortalizas de hoja verde y pescados, en especial azules y pequeños, que se ingieren con espinas y los envasados en conserva. En algunos casos, puede ser aconsejable el consumo de leche enriquecida con vitamina D.
El sedentarismo sería otro de estos 'ladrones del calcio'. Por el contrario, el ejercicio físico tiene un impacto positivo, principalmente, en las primeras etapas de la vida. Y es que a partir de los 50 años de edad, los beneficios están más relacionados con la prevención de caídas que con la masa ósea en sí misma.
Por último, pero no menos importante, estarían alcohol y tabaco. Por ello, aconseja moderar el consumo del primero y evitar el segundo ya que, subraya, "las personas mayores que son fumadoras tienen entre un 30% y un 40% más de probabilidad de fracturarse la cadera que las no fumadoras de la misma edad".