El cáncer de útero o también conocido como cáncer endometrial, se origina en el endometrio, la capa interna del útero.
El cáncer de útero se desarrolla cuando las células del endometrio comienzan a crecer de manera anormal e incontrolada. Estas células anormales pueden formar un tumor que, si no se trata, puede invadir el miometrio (la capa muscular del útero) y posteriormente extenderse a otros órganos a través del sistema linfático o el torrente sanguíneo (metástasis).
El pronóstico del cáncer de útero depende de varios factores, como la etapa del cáncer en el momento del diagnóstico, el tipo de cáncer, el grado de diferenciación celular (qué tan parecidas son las células cancerosas a las células normales) y la salud general de la paciente. La detección temprana y el tratamiento oportuno son cruciales para mejorar las posibilidades de supervivencia.
Síntomas del cáncer de útero
El sangrado vaginal anormal es el síntoma más frecuente del cáncer de útero, presente en más del 90% de los casos. Es crucial prestar atención a cualquier sangrado inusual, especialmente después de la menopausia.
A medida que la enfermedad avanza, pueden aparecer otros síntomas como dolor pélvico, dolor durante las relaciones sexuales, pérdida de peso inexplicable y secreción vaginal inusual.
Clasificación del cáncer de útero
El cáncer de útero se clasifica según el tipo de célula del que se origina, el grado de diferenciación celular (qué tan parecidas son las células cancerosas a las células normales) y la etapa o estadio del cáncer (cuánto se ha extendido).
Tipos histológicos:
Adenocarcinoma: es el tipo más común, representando alrededor del 80% de los casos. Se origina en las células glandulares del endometrio, que producen el moco uterino. Existen diferentes subtipos de adenocarcinoma, como el endometrioide (el más frecuente), el seroso, el de células claras y el mucinoso.
Sarcoma uterino: se origina en el tejido muscular o conectivo del útero. Es menos común que el adenocarcinoma y generalmente más agresivo. Los subtipos de sarcoma uterino incluyen el leiomiosarcoma (el más común), el sarcoma del estroma endometrial y el sarcoma indiferenciado.
Carcinoma de células claras: es un tipo raro y agresivo de cáncer de útero.
Otros tipos: existen otros tipos de cáncer de útero menos comunes, como el carcinoma adenoescamoso y el carcinoma indiferenciado.
Grado de diferenciación:
El grado de diferenciación describe qué tan parecidas son las células cancerosas a las células normales del endometrio. Se clasifica en tres grados:
G1 (bien diferenciado): las células cancerosas se parecen mucho a las células normales y crecen lentamente.
G2 (moderadamente diferenciado): las células cancerosas se parecen menos a las células normales y crecen a una velocidad moderada.
G3 (poco diferenciado o indiferenciado): las células cancerosas se ven muy diferentes a las células normales y crecen rápidamente.
Estadificación FIGO:
El sistema de estadificación de la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO) se utiliza para describir la extensión del cáncer de útero. La estadificación se basa en el tamaño del tumor, la invasión del miometrio y otros tejidos, la afectación de los ganglios linfáticos y la presencia de metástasis a distancia. La estadificación va desde el estadio I (cáncer confinado al útero) hasta el estadio IV (cáncer que se ha extendido a órganos distantes).
Causas del cáncer de útero
Si bien aunque las causas exactas del cáncer de útero no se conocen completamente, se cree que la interacción de varios factores, como los genéticos, hormonales y ambientales, juega un papel importante en su desarrollo.
La principal causa del cáncer de útero se atribuye a la exposición prolongada a estrógenos sin la oposición de la progesterona, lo que puede ocurrir en situaciones como la obesidad, la terapia hormonal con estrógenos sin progesterona, la menstruación temprana y la menopausia tardía.
El diagnóstico temprano del cáncer de útero es fundamental para un tratamiento exitoso. Estas pruebas incluyen:
Examen pélvico: el ginecólogo realiza un examen físico para evaluar el tamaño, la forma y la consistencia del útero y los ovarios, así como para detectar cualquier anomalía. Este examen puede ser incómodo, pero generalmente no es doloroso.
Ecografía transvaginal: se introduce una sonda en la vagina para emitir ondas sonoras que crean imágenes del útero y los ovarios. Permite visualizar el grosor del endometrio y detectar posibles tumores.
Biopsia endometrial: es la prueba definitiva para diagnosticar el cáncer de útero. Se extrae una pequeña muestra de tejido del endometrio mediante una cánula fina que se introduce a través del cuello uterino. El tejido se examina bajo el microscopio para detectar células cancerosas.
Dilatación y legrado: en este procedimiento, se dilata el cuello uterino y se introduce un instrumento llamado cureta para raspar una muestra del revestimiento uterino. Se realiza bajo anestesia y permite obtener una muestra más amplia de tejido que la biopsia endometrial.
Histeroscopia: se introduce un tubo delgado con una cámara (histeroscopio) a través de la vagina y el cuello uterino para visualizar el interior del útero. Permite detectar pólipos, fibromas y otras anomalías, así como tomar biopsias dirigidas si es necesario.
Resonancia magnética (RM): proporciona imágenes detalladas del útero, los ovarios y los tejidos circundantes. Ayuda a determinar la extensión del cáncer y si se ha diseminado a los ganglios linfáticos u otros órganos.
Tomografía computarizada (TC): utiliza rayos X para crear imágenes transversales del cuerpo. Es útil para evaluar la extensión del cáncer a otros órganos, como los pulmones, el hígado o los huesos.
Tratamiento del cáncer de útero
El tratamiento del cáncer de útero se individualiza según la etapa, el tipo de cáncer, el grado de diferenciación celular y la salud general de la paciente. En HM Hospitales, ofrecemos un enfoque multidisciplinar, con la participación de ginecólogos oncólogos, oncólogos radioterapeutas, oncólogos médicos y otros especialistas, para asegurar un tratamiento integral y personalizado.
Cirugía: es el tratamiento principal para la mayoría de los cánceres de útero. Los procedimientos quirúrgicos incluyen la histerectomía (extirpación del útero), que puede ser total (útero y cuello uterino), subtotal (solo el útero) o radical (útero, cuello uterino, parte superior de la vagina y tejidos circundantes). La salpingooforectomía bilateral es la extirpación de las trompas de Falopio y los ovarios, y la linfadenectomía pélvica consiste en la extirpación de los ganglios linfáticos pélvicos para determinar si el cáncer se ha diseminado. En HM Hospitales, contamos con cirujanos expertos en cirugía robótica con el sistema Da Vinci, que ofrece mayor precisión, menor pérdida de sangre y una recuperación más rápida.
Radioterapia: utiliza rayos X de alta energía para destruir las células cancerosas. En el caso de la radioterapia externa, la radiación se administra desde una máquina fuera del cuerpo, dirigida hacia la zona afectada. Se utiliza para tratar el cáncer de útero en etapas tempranas o después de la cirugía para eliminar cualquier célula cancerosa remanente. Los efectos secundarios pueden incluir fatiga, irritación de la piel y problemas intestinales.
Braquiterapia: se colocan pequeños implantes radiactivos dentro de la vagina o el útero, cerca del tumor. Permite administrar una dosis alta de radiación directamente al tumor, minimizando el daño a los tejidos sanos circundantes. Se utiliza a menudo en combinación con la radioterapia externa. Los efectos secundarios pueden incluir irritación vaginal, sangrado y dolor al orinar.
Quimioterapia: emplea medicamentos para destruir las células cancerosas que se han diseminado a otras partes del cuerpo o para reducir el tamaño del tumor antes de la cirugía. Se administra por vía intravenosa u oral, generalmente en ciclos. Los efectos secundarios comunes incluyen náuseas, vómitos, caída del cabello, fatiga y un mayor riesgo de infecciones. Los medicamentos específicos utilizados dependen del tipo y la etapa del cáncer.
Terapia hormonal: utiliza medicamentos para bloquear el efecto de las hormonas, como el estrógeno y la progesterona, en el crecimiento del cáncer. Se utiliza principalmente en cánceres de útero avanzados o recurrentes que son sensibles a las hormonas. Los medicamentos utilizados pueden incluir progestágenos, inhibidores de la aromatasa y análogos de la GnRH. Los efectos secundarios pueden variar según el medicamento, pero pueden incluir sofocos, aumento de peso, cambios de humor y sangrado vaginal.
Terapia dirigida: utiliza fármacos que se dirigen a características específicas de las células cancerosas, bloqueando su crecimiento y diseminación. Dentro de este tipo de tratamiento se encuentran los inhibidores de la tirosina quinasa, los inhibidores mTOR y los anticuerpos monoclonales.
Recuerda que este artículo tiene un fin informativo y no sustituye la valoración médica profesional. Si sospechas que tienes cáncer de útero, consulta con un especialista para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado a tus necesidades.
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