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Oncología

Cáncer de tiroides

Cada año se diagnostican miles de nuevos casos de cáncer de tiroides en todo el mundo.
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¿Qué es el cáncer de tiroides?

El tiroides es una pequeña glándula en forma de mariposa ubicada en la base del cuello.

La glándula tiroides produce hormonas que influyen en funciones corporales esenciales, como el ritmo cardíaco, la temperatura corporal y el metabolismo. El cáncer de tiroides se origina cuando las células de esta glándula comienzan a crecer de manera descontrolada, formando un tumor. Este crecimiento anormal puede afectar la producción de hormonas tiroideas y, si no se trata, puede extenderse a otras partes del cuerpo.

El cáncer de tiroides es más común en adultos, especialmente en mujeres, y su incidencia aumenta con la edad. 

Mujer con dolor en la zona de la garganta y tiroides

Síntomas del cáncer de tiroides

En sus etapas iniciales, el cáncer de tiroides a menudo no presenta síntomas. Sin embargo, a medida que el tumor crece, pueden aparecer los siguientes signos:

Un bulto o nódulo palpable en el cuello:

es el síntoma más común y a menudo se descubre accidentalmente.

Dolor en el cuello o la garganta:

el dolor puede ser persistente o intermitente.

Dificultad para tragar (disfagia):

la sensación de que la comida se atasca en la garganta.

Ronquera o cambios en la voz:

el tumor puede presionar las cuerdas vocales.

Tos persistente:

que no se relaciona con un resfriado u otra infección.

Es fundamental recordar que estos síntomas también pueden ser causados por afecciones benignas. Si experimenta alguno de estos síntomas, consulte a un médico para un diagnóstico preciso.

Clasificación del cáncer de tiroides

Existen cuatro tipos principales de cáncer de tiroides, cada uno con características y pronósticos distintos:

  • Carcinoma papilar: es el tipo más común de cáncer de tiroides, representando alrededor del 80% de los casos. Suele crecer lentamente y tiene un excelente pronóstico, con altas tasas de curación, especialmente si se detecta en etapas tempranas. A menudo se propaga a los ganglios linfáticos del cuello, pero rara vez a otras partes del cuerpo.
  • Carcinoma folicular: representa aproximadamente el 10% de los casos de cáncer de tiroides. Similar al carcinoma papilar en términos de pronóstico, el carcinoma folicular puede ser un poco más agresivo y tener una mayor probabilidad de propagarse a otras partes del cuerpo, como los pulmones o los huesos.
  • Carcinoma medular: este tipo de cáncer de tiroides se origina en las células parafoliculares C de la tiroides, que producen la hormona calcitonina. Representa alrededor del 4% de los casos y puede ser hereditario, asociado a síndromes genéticos como la neoplasia endocrina múltiple (MEN). El carcinoma medular puede ser más agresivo que los tipos papilar y folicular.
  • Carcinoma anaplásico: es el tipo más raro y agresivo de cáncer de tiroides, representando menos del 2% de los casos. Crece rápidamente y a menudo se diagnostica en etapas avanzadas, lo que dificulta su tratamiento y conlleva un pronóstico desfavorable.

Causas y factores de riesgo del cáncer de tiroides

Aunque la causa exacta del cáncer de tiroides a menudo se desconoce, existen varios factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollarlo. Estos incluyen:

  • Ciertas afecciones genéticas: algunos síndromes genéticos raros, como la poliposis adenomatosa familiar (PAF), el síndrome de Cowden y la neoplasia endocrina múltiple tipo 2 (MEN 2), aumentan el riesgo de cáncer de tiroides.
  • Exposición a la radiación: la exposición a altos niveles de radiación, especialmente durante la infancia o la adolescencia, como la que se produce durante la radioterapia para otros tipos de cáncer o tras accidentes nucleares, aumenta significativamente el riesgo de cáncer de tiroides.
  • Antecedentes familiares de cáncer de tiroides: si tiene familiares cercanos, como padres, hermanos o hijos, que han tenido cáncer de tiroides, su riesgo también es mayor. Esto sugiere una predisposición genética a la enfermedad.

Complicaciones del cáncer de tiroides

Si bien el cáncer de tiroides a menudo se puede tratar con éxito, es importante ser consciente de las posibles complicaciones que pueden surgir. Estas complicaciones pueden variar según el tipo y la etapa del cáncer, así como la respuesta individual al tratamiento. A continuación, se describen algunas de las complicaciones más comunes:

  • Metástasis: el cáncer se puede propagar a otras partes del cuerpo, como los ganglios linfáticos del cuello, los pulmones o los huesos. Las metástasis pueden causar dolor, dificultad para respirar, fracturas óseas y otros problemas.
  • Hipotiroidismo: la extirpación quirúrgica de la tiroides o el tratamiento con yodo radiactivo pueden afectar la producción de hormonas tiroideas, lo que lleva al hipotiroidismo. Esta condición se caracteriza por fatiga, aumento de peso, depresión, intolerancia al frío y otros síntomas. Requiere tratamiento con hormona tiroidea de por vida.
  • Daño a las cuerdas vocales: en algunos casos, la cirugía o el tratamiento del cáncer de tiroides pueden dañar los nervios laríngeos recurrentes, que controlan las cuerdas vocales. Esto puede causar ronquera, cambios en la voz o incluso pérdida de la voz.
  • Hipoparatiroidismo: la extirpación accidental de las glándulas paratiroides durante la cirugía de tiroides puede causar hipoparatiroidismo, una condición en la que el cuerpo no produce suficiente hormona paratiroidea. Esto puede llevar a niveles bajos de calcio en la sangre, causando calambres musculares, hormigueo en las manos y los pies, y otros síntomas.

Diagnóstico del cáncer de tiroides

Un diagnóstico preciso y oportuno es fundamental para el tratamiento efectivo del cáncer de tiroides. En HM Hospitales, contamos con un equipo de especialistas y tecnología avanzada para un diagnóstico preciso y completo. El proceso de diagnóstico generalmente implica los siguientes pasos:

  • Examen físico: el médico palpará el cuello para detectar cualquier bulto, nódulo o anomalía en la tiroides.
  • Análisis de sangre: se realizan análisis de sangre para medir los niveles varios parámetros que incluyen calcio, fósforo, PTH, vitamina D, hormonas tiroideas (TSH, T3 y T4), tiroglobulina y en algunos casos la calcitonina.
  • Ecografía de tiroides: esta prueba de imagen utiliza ultrasonido para crear imágenes de la glándula tiroides y los nódulos. Permite evaluar el tamaño, la forma y las características de los nódulos, ayudando a distinguir entre nódulos benignos y malignos. 
  • Biopsia por aspiración con aguja fina (PAAF): este procedimiento consiste en insertar una aguja fina en el nódulo tiroideo para extraer una muestra de células. La muestra se examina bajo un microscopio para determinar si hay células cancerosas. En HM Hospitales, la PAAF se realiza con guía ecográfica para una mayor precisión y seguridad.
  • Gammagrafía tiroidea: esta prueba utiliza una pequeña cantidad de yodo radiactivo para obtener imágenes de la glándula tiroides. Las células tiroideas absorben el yodo radiactivo, lo que permite visualizar la glándula y detectar áreas de actividad anormal, como nódulos hiperfuncionantes (nódulos calientes) o hipofuncionantes (nódulos fríos).
  • Laringoscopia: en algunos casos, se realiza una laringoscopia para evaluar las cuerdas vocales y descartar cualquier afectación por el cáncer de tiroides.

Tratamiento del cáncer de tiroides

El tratamiento del cáncer de tiroides se individualiza según las características específicas de cada caso, incluyendo el tipo y la etapa del cáncer, la salud general del paciente y sus preferencias personales. Las opciones de tratamiento incluyen:

  • Cirugía (tiroidectomía): es el tratamiento más común para el cáncer de tiroides. La tiroidectomía implica la extirpación quirúrgica de toda o parte de la glándula tiroides. 
  • Terapia con yodo radiactivo: después de la cirugía, en casos seleccionados, se puede administrar yodo radiactivo para destruir cualquier célula cancerosa restante en la tiroides o que se haya propagado a otras partes del cuerpo. Este tratamiento es especialmente efectivo para el cáncer de tiroides papilar y folicular.
  • Terapia hormonal: después de la tiroidectomía total, los pacientes requieren terapia hormonal tiroidea de por vida para reemplazar las hormonas que la tiroides ya no produce. Esto ayuda a regular el metabolismo y prevenir los síntomas del hipotiroidismo.
  • Terapia dirigida: utiliza medicamentos que se dirigen a características específicas de las células cancerosas, como mutaciones genéticas o proteínas específicas.
  • Quimioterapia: se utiliza con muy poca frecuencia para el cáncer de tiroides, reservándose generalmente para casos de cáncer avanzado o anaplásico que no responden a otros tratamientos.
  • Radioterapia externa: utiliza radiación de alta energía para destruir las células cancerosas. Se puede utilizar para tratar el cáncer de tiroides que no se puede extirpar quirúrgicamente o que ha recurrido después de otros tratamientos. 

Recuerda que este artículo tiene un fin informativo y no sustituye la valoración médica profesional. Si sospechas que tienes cáncer de tiroides, consulta con un especialista para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado a tus necesidades.

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