Se empujará con los pies, flexionando las piernas, reptando en busca de tu pecho. Si eres de las madres con la línea alba de la barriga oscurecida, al bebé podría servirle como una senda que indica el camino. La pigmentación de la piel tiene su sentido.
Las areolas del pezón, agrandadas y oscuras, son otra llamada de atención. Pero de lo que realmente se ayudará el bebé es de su sentido del olfato, del tacto y de la escucha del latido de tu corazón. Los tubérculos de Montgomery de las areolas segregan un aroma que le guía. El bebé tocará primero, abrirá la boca y succionará del pecho, lo que conseguirá relajarle. Si tienes manchas en torno a los ojos (cloasma), resaltarán y facilitarán vuestro contacto visual.
En esta fase de re-conocimiento mutuo, piel con piel, la temperatura del bebé se regula, su respiración y pulso se estabilizan. Y su tacto es el tuyo, al cambiar el agua que le rodeaba por tu piel envolviendo la suya.
El bebé ya está en su nuevo hábitat, tú, protegido y con alimento. Ahora puede iniciar la fase de letargo para recuperarse del parto.
Solo se despertará, medio adormilado, para demandar sus tomas. Es importante que el periodo inicial de
contacto piel con piel se haga de manera supervisada y, si la madre está muy cansada, este periodo sea supervisado por la pareja o los profesionales del hospital.
Pesa unos 3379 g
* Las medidas que se aportan son orientativas porque pueden variar para cada bebé en función de su sexo, raza, constitución de los padres...
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