La taquicardia es un tipo de arritmia que se define como una frecuencia cardíaca en reposo anormalmente rápida. Generalmente, se considera taquicardia una frecuencia cardíaca superior a 100 latidos por minuto (lpm) en adultos. El corazón tiene un sistema eléctrico que controla el ritmo cardíaco. La taquicardia ocurre cuando se producen señales eléctricas anormales en el corazón, lo que provoca que lata demasiado rápido. Aunque en ocasiones puede ser inofensiva, la taquicardia puede reducir la eficiencia del corazón para bombear sangre al resto del cuerpo y, en algunos casos, puede ser un signo de una afección cardíaca subyacente grave.
Síntomas de la taquicardia
Los síntomas de la taquicardia pueden variar según la frecuencia cardíaca, la duración del episodio y la salud general del individuo. Algunas personas con taquicardia no experimentan ningún síntoma. Sin embargo, cuando se presentan síntomas, pueden incluir:
Palpitaciones:
sensación de que el corazón late rápido, revolotea o se salta latidos.
Dolor en el pecho (angina).
Falta de aliento (disnea).
Mareos o aturdimiento.
Desmayos o pérdida de conocimiento (síncope).
Debilidad o fatiga.
Ansiedad.
Causas de la taquicardia
En su mayoría de veces la taquicardia es una respuesta normal a estímulos estresantes como el miedo, la ansiedad, el ejercicio intenso, o incluso la fiebre. Esto ayuda a aumentar el flujo sanguíneo según sea necesario, y no suele ser motivo de preocupación.
Pero a veces la taquicardia implica un problema de salud. Entre las causas de taquicardia anormal se incluyen:
Afecciones cardíacas: enfermedad de las arterias coronarias, insuficiencia cardíaca, cardiomiopatía, defectos cardíacos congénitos, problemas en las válvulas cardíacas.
Presión arterial alta.
Anemia.
Consumo excesivo de cafeína, alcohol u otros excitantes.
Los factores de riesgo para la taquicardia incluyen los mencionados anteriormente en las causas. Asimismo, las personas con las siguientes condiciones pueden tener un mayor riesgo de taquicardia:
Dolor crónico.
Obesidad.
Estrés crónico.
Consumo continuo de drogas, como cocaína o anfetaminas.
Hipertiroidismo (tiroides hiperactiva).
Edad avanzada.
Antecedentes familiares de taquicardia u otras arritmias.
Hipertensión arterial.
Enfermedad cardiaca subyacente.
Tipos de taquicardia
Existen varios tipos de taquicardia, que se clasifican según la parte del corazón donde se origina esta arritmia:
Taquicardia supraventricular: se origina en las aurículas (cavidades superiores del corazón) o en el nódulo auriculoventricular. Algunos ejemplos incluyen la fibrilación auricular, el aleteo auricular (flutter) y la taquicardia supraventricular paroxística (TSVP).
Taquicardia ventricular: se origina en los ventrículos (cavidades inferiores del corazón). Es un tipo de taquicardia que suele ser más grave que la supraventricular. Incluye la taquicardia y la fibrilación ventricular.
Taquicardia sinusal: en general es un tipo de taquicardia normal que ocurre cuando el nódulo sinusal, el marcapasos natural del corazón, envía señales eléctricas a una frecuencia más rápida de lo normal. Puede ser causada por ejercicio, estrés, fiebre o ciertos medicamentos. En ocasiones el nodo sinusal descarga a una frecuencia mayor de lo normal, sin respuesta a ningún estímulo; es lo que se llama taquicardia sinusal inapropiada.
Complicaciones de la taquicardia
Si no se trata, la taquicardia puede aumentar el riesgo de desarrollar complicaciones graves, como:
Insuficiencia cardíaca: la taquicardia crónica puede debilitar el músculo cardíaco con el tiempo, lo que dificulta que el corazón bombee sangre de manera eficiente.
Accidente cerebrovascular: algunos tipos de taquicardia, como la fibrilación auricular, pueden aumentar el riesgo de formación de coágulos sanguíneos en el corazón. Si un coágulo se desprende y viaja al cerebro, puede bloquear el flujo sanguíneo y causar un ictus.
La taquicardia o la fibrilación ventricular pueden provocar un paro cardíaco y muerte súbita.
Prevención de la taquicardia
Aunque no todos los tipos de taquicardia se pueden prevenir, se pueden tomar medidas para reducir el riesgo, como:
Controlar la presión arterial.
Controlar el colesterol.
Mantener un peso saludable.
Hacer ejercicio regularmente.
Seguir una dieta saludable para el corazón.
Limitar el consumo de cafeína y alcohol.
No fumar.
Controlar el estrés.
Tratar las afecciones médicas subyacentes, como el hipertiroidismo.
Diagnóstico de la taquicardia
El diagnóstico preciso de la taquicardia es fundamental para determinar el tratamiento adecuado. El proceso comienza con una evaluación clínica completa, que incluye un examen físico y una revisión detallada del historial médico del paciente, incluyendo antecedentes familiares de enfermedades cardíacas, síntomas experimentados, medicamentos que toma y estilo de vida. Posteriormente, se realizan diversas pruebas para confirmar el diagnóstico y determinar el tipo de taquicardia:
Electrocardiograma (ECG): es una prueba rápida e indolora que registra la actividad eléctrica del corazón mediante electrodos colocados en el pecho. Un ECG puede mostrar la frecuencia cardíaca, el ritmo cardíaco y cualquier anomalía en la actividad eléctrica del corazón. Es importante realizar un ECG durante los episodios de taquicardia.
Monitor Holter: es un dispositivo portátil que registra la actividad eléctrica del corazón de forma continua durante 24 a 48 horas. En ocasiones, ser registra durante una semana completa. El paciente lleva el monitor mientras realiza sus actividades diarias, lo que permite al médico evaluar el ritmo cardíaco durante un período de tiempo más prolongado.
Monitor de eventos cardíacos: similar al monitor Holter, pero se utiliza durante un período de tiempo más largo, generalmente un mes. El paciente activa el monitor cuando experimenta síntomas. Esta prueba es útil para diagnosticar arritmias intermitentes que no se detectan en un ECG o un monitor Holter.
Prueba de esfuerzo: registra la actividad eléctrica del corazón mientras el paciente realiza ejercicio en una cinta de correr o una bicicleta estática. Esta prueba ayuda a evaluar cómo responde el corazón al esfuerzo físico y puede revelar arritmias que se inician o empeoran durante el ejercicio.
Ecocardiograma: esta prueba utiliza ondas sonoras para crear imágenes del corazón, lo que permite evaluar su estructura y función. Un ecocardiograma puede ayudar a identificar las causas subyacentes de la taquicardia, como aurículas dilatadas, problemas en las válvulas cardíacas o daño del músculo cardíaco.
Estudio electrofisiológico: es un procedimiento más invasivo que se realiza en un hospital. Se introduce un catéter con electrodos a través de una vena o arteria hasta el corazón. Los electrodos registran la actividad eléctrica del corazón y pueden utilizarse para estimular el corazón y provocar arritmias. Este estudio es útil para diagnosticar taquicardias complejas y determinar la ubicación exacta del tejido cardíaco anormal que causa la arritmia.
Tratamiento de la taquicardia
El tratamiento de la taquicardia se individualiza según el tipo de taquicardia, la causa subyacente, la frecuencia, gravedad de los síntomas, la salud general del paciente y sus preferencias. A continuación, se presentan algunas opciones de tratamiento:
Medicamentos: existen diversos medicamentos antiarrítmicos que pueden ayudar a controlar la frecuencia cardíaca, restaurar el ritmo cardíaco normal o prevenir episodios de taquicardia. La elección de este dependerá del tipo de taquicardia y otros factores. Algunos ejemplos de medicamentos son los betabloqueantes, los antagonistas del calcio o los medicamentos antiarrítmicos. Son importantes también los anticoagulantes, que previenen la formación de coágulos en algunas arritmias, como la fibrilación o el flutter auricular.
Maniobras vagales: son técnicas sencillas que pueden ayudar a ralentizar la frecuencia cardíaca o incluso revertir la taquicardia estimulando el nervio vago. Ejemplos incluyen la maniobra de Valsalva (pujar como si se estuviera evacuando el intestino) y toser con fuerza.
Cardioversión: es un procedimiento que utiliza una descarga eléctrica sincronizada para restaurar el ritmo cardíaco normal. Se realiza bajo sedación y es eficaz para tratar ciertos tipos de taquicardia, como la fibrilación auricular.
Ablación por catéter: es un procedimiento mínimamente invasivo que utiliza energía de radiofrecuencia, luz láser o frío extremo para destruir el tejido cardíaco anormal que causa la taquicardia. Se introduce un catéter a través de una vena o arteria hasta el corazón, y se aplica el método de ablación en el área del tejido anormal.
Desfibrilador automático implantable (DAI): es un dispositivo similar a un marcapasos que se implanta debajo de la piel para detectar y tratar ritmos cardíacos peligrosos, como la taquicardia y la fibrilación ventricular.
HM Hospitales cuenta con una unidad de Electrofisiología Cardíaca que se dedica al estudio y tratamiento de las anormalidades eléctricas que se producen en el corazón, entre las cuales estánlas taquicardias.
Recuerda que este artículo tiene un fin informativo y no sustituye la valoración médica profesional. Si sospechas que tienes una taquicardia, consulta con un especialista para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado a tus necesidades.
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