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Traumatología

Rotura del ligamento cruzado anterior

La rotura del ligamento cruzado anterior representa el 50% de las lesiones ligamentosas de rodilla que requieren tratamiento especializado.
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¿Qué es la rotura del ligamento cruzado anterior?

El ligamento cruzado anterior (LCA) es una estructura fundamental para la estabilidad de la rodilla. Conecta el fémur (hueso del muslo) con la tibia (hueso de la espinilla), limitando el movimiento anterior de la tibia y controlando la rotación de la rodilla. Una rotura del LCA se produce cuando este ligamento se desgarra, ya sea parcial o completamente. Este desgarro compromete la estabilidad de la articulación, aumentando el riesgo de otras lesiones y dificultando la realización de actividades que implican giros o cambios bruscos de dirección.

La rotura del LCA es una lesión relativamente frecuente, especialmente en deportistas y en disciplinas de contacto (fútbol, baloncesto…). Esta lesión puede afectar significativamente la estabilidad de la rodilla y la capacidad para realizar actividades físicas, por lo que es fundamental comprender sus causas, síntomas y opciones de tratamiento.

Síntomas de la rotura del ligamento cruzado anterior

Los síntomas de una rotura del LCA pueden variar en intensidad y manifestarse en diferentes momentos. Algunos aparecen inmediatamente después de la lesión, mientras que otros pueden surgir con el tiempo.

Síntomas tempranos:

inmediatamente después de la lesión, es común experimentar:

  • Torsión de la rodilla con sonido de «pop» o «chasquido» en el momento de la lesión.
  • Dolor intenso e inmediato.
  • Hinchazón rápida de la rodilla.
  • Sensación de inestabilidad o que la rodilla «se sale».
  • Dificultad para caminar o soportar peso.

Síntomas tardíos:

si la lesión no se trata adecuadamente, pueden aparecer los siguientes síntomas:

  • Dolor persistente.
  • Rigidez.
  • Rango de movimiento limitado.
  • Sensación de «bloqueo» o «atrapamiento» en la rodilla.

 

Clasificación de la rotura del ligamento cruzado anterior

Para determinar la gravedad de la lesión y el tratamiento más adecuado, las roturas del LCA se clasifican en tres grados según la extensión del desgarro:

  • Grado I: esguince leve. El ligamento está estirado, pero no roto. La estabilidad de la rodilla se mantiene en gran medida.
  • Grado II: esguince moderado. El ligamento está parcialmente roto, lo que compromete la estabilidad de la rodilla.
  • Grado III: rotura completa del ligamento. La rodilla pierde estabilidad y es más propensa a sufrir otras lesiones.

Causas de la rotura del ligamento cruzado anterior

La rotura del LCA generalmente es causada por movimientos bruscos o torsiones de la rodilla que superan la resistencia del ligamento. Estas situaciones pueden incluir:

  • Cambiar de dirección rápidamente.
  • Detenerse repentinamente.
  • Aterrizar de un salto de forma incorrecta.
  • Recibir un golpe directo en la rodilla.

Factores de riesgo del ligamento cruzado anterior

Existen ciertos factores que pueden aumentar la probabilidad de sufrir una rotura de LCA. Conocer estos factores puede ayudar a tomar medidas preventivas.

  • Deportes: practicar deportes que implican giros, saltos y cambios de dirección, como fútbol, baloncesto, esquí, etc., aumenta significativamente el riesgo.
  • Sexo: las mujeres tienen un mayor riesgo de rotura de LCA que los hombres, posiblemente debido a diferencias anatómicas y hormonales.
  • Condicionamiento físico: una mala condición física o una musculatura débil alrededor de la rodilla puede aumentar el riesgo.
  • Calzado inadecuado: el uso de calzado que no proporciona suficiente soporte o estabilidad.
  • Superficie de juego: jugar en superficies irregulares o resbaladizas.

Complicaciones de la rotura del ligamento cruzado anterior

Una rotura de LCA no tratada adecuadamente puede dar lugar a diversas complicaciones que afectan la salud, la calidad de vida e incrementar el riesgo de artrosis en la articulación. Aproximadamente 3 de cada 4 roturas del ligamento cruzado anterior requieren cirugía.

  • Inestabilidad crónica de la rodilla: dificultad para realizar actividades que requieren estabilidad, como correr o girar.
  • Lesiones de menisco: la rotura de LCA puede aumentar el riesgo de desgarros de menisco, estructuras que actúan como amortiguadores en la rodilla.
  • Artrosis: la inestabilidad crónica de la rodilla puede contribuir al desarrollo de artrosis, una enfermedad degenerativa que afecta el cartílago articular.
  • Limitación funcional: dificultad para realizar actividades cotidianas, como subir escaleras o caminar largas distancias.

Diagnóstico de la rotura del ligamento cruzado anterior

Diagnosticar una rotura del ligamento cruzado anterior (LCA) con precisión es esencial para determinar el plan de tratamiento más efectivo. El proceso de diagnóstico implica una evaluación exhaustiva que combina la información obtenida a través de diferentes métodos.

  • Historia clínica: la historia clínica detallada es el primer paso en el diagnóstico. El médico te preguntará sobre cómo ocurrió la lesión, el momento en que sentiste el dolor, la intensidad del dolor y si escuchaste algún sonido (como un chasquido o un crujido) en el momento de la lesión. También te preguntará sobre tus síntomas actuales, como la inestabilidad de la rodilla, la dificultad para caminar o la presencia de hinchazón. Es importante ser preciso al describir tus síntomas y cualquier actividad que los agrave o los alivie. Esta información ayudará al médico a comprender la naturaleza de tu lesión.
  • Exploración física: es fundamental para evaluar la estabilidad y el rango de movimiento de la rodilla. El médico examinará cuidadosamente tu rodilla, palpando la zona para detectar puntos de dolor, hinchazón o deformidades. Realizará pruebas específicas, como la prueba de Lachman, la prueba del cajón anterior y la prueba del pivote, para evaluar la integridad del LCA. Estas pruebas implican manipular la rodilla en diferentes posiciones para comprobar la laxitud del ligamento. El médico también evaluará el rango de movimiento de tu rodilla, tanto en flexión como en extensión, y comparará la movilidad de la rodilla lesionada con la de la rodilla sana.
  • Pruebas de imagen: son esenciales para confirmar el diagnóstico y descartar otras posibles lesiones. Las principales pruebas de imagen empleadas en la rotura del LCA son las radiografías y la resonancia magnética (RM). Si bien las radiografías no visualizan directamente los ligamentos, son útiles para descartar fracturas óseas que pueden acompañar a una rotura del LCA. En algunos casos, las radiografías pueden mostrar un signo indirecto de rotura del LCA, como el signo de Segond, una pequeña fractura por avulsión en la parte externa de la tibia. Por otro lado, la RM es la prueba de imagen de elección para diagnosticar una rotura del LCA. Proporciona imágenes detalladas de los tejidos blandos de la rodilla, incluyendo el LCA, los meniscos y los cartílagos. La RM permite visualizar la extensión del desgarro del LCA, así como la presencia de otras lesiones asociadas, como desgarros de menisco o lesiones del cartílago articular. En algunos casos, se puede utilizar una artrografía por RM, en la que se inyecta un medio de contraste en la articulación de la rodilla antes de la RM, para mejorar la visualización de las estructuras internas.

Tratamiento de la rotura del ligamento cruzado anterior

El tratamiento de la rotura del LCA se adapta a las necesidades individuales de cada paciente. La decisión sobre el mejor enfoque terapéutico se basa en factores como la gravedad de la lesión, el nivel de actividad del paciente, la edad, la presencia de otras lesiones asociadas, la demanda deportiva y las preferencias del paciente.

  • Tratamiento conservador: es una opción para las roturas parciales o para las completas en personas con un nivel de actividad deportiva bajo o para aquellos que no desean someterse a cirugía. El objetivo del tratamiento conservador es aliviar los síntomas, restaurar la función de la rodilla y prevenir futuras lesiones. 

Este enfoque incluye inicialmente el protocolo RICE (Reposo, Hielo, Compresión, Elevación) que se aplica en la fase aguda de la lesión para controlar la hinchazón y el dolor. El reposo implica evitar actividades que agraven la lesión. Se recomienda aplicar hielo en la rodilla durante 15-20 minutos cada 2-3 horas. La compresión con una venda elástica ayuda a controlar la hinchazón. Mantener la rodilla elevada por encima del nivel del corazón también ayuda a reducir la hinchazón. La fisioterapia es un componente esencial del tratamiento conservador. Un fisioterapeuta te guiará a través de ejercicios específicos para fortalecer los músculos que rodean la rodilla, mejorar la estabilidad, recuperar el rango de movimiento y mejorar la propiocepción (la capacidad de sentir la posición de la rodilla en el espacio).  En HM Hospitales, ofrecemos programas de fisioterapia personalizados para la rehabilitación de la rodilla.

  • Medicamentos: se pueden utilizar analgésicos y antiinflamatorios para controlar el dolor y la inflamación. En algunos casos, se pueden inyectar corticosteroides en la articulación de la rodilla para reducir la inflamación. Se puede utilizar una rodillera para proporcionar soporte y estabilidad a la rodilla.
  • Cirugía: es el tratamiento de elección para las roturas completas del LCA (grado III), para personas activas o deportistas y para aquellos que no responden al tratamiento conservador.  El objetivo de la cirugía es reconstruir el LCA puesto que la gran mayoría de estas lesiones no se pueden reparar (sutura) y restaurar la estabilidad de la rodilla. La cirugía de reconstrucción del LCA se realiza generalmente mediante artroscopia, una técnica mínimamente invasiva que utiliza pequeñas incisiones y una cámara para visualizar y reparar la lesión. Durante la cirugía, se extrae el ligamento roto y se reemplaza con un injerto de tejido. El injerto puede provenir del propio paciente (autoinjerto), como los tendones isquiotibiales o el tendón rotuliano, o de un donante (aloinjerto). En HM Hospitales, contamos con cirujanos expertos en cirugía de reconstrucción del LCA, utilizando técnicas mínimamente invasivas como la artroscopia.
  • Rehabilitación: después de la cirugía, es fundamental seguir un programa de rehabilitación para recuperar la función de la rodilla. La rehabilitación incluye ejercicios para recuperar el rango de movimiento, fortalecer los músculos que rodean la rodilla y mejorar la propiocepción.

Un enfoque multidisciplinar, que involucra a traumatólogos, fisioterapeutas, rehabilitadores, radiólogos  y otros especialistas, es esencial para un tratamiento integral y personalizado.

Recuerda que este artículo tiene un fin informativo y no sustituye la valoración médica profesional. Si sospechas que tienes una rotura del ligamento cruzado anterior, consulta con un especialista para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado a tus necesidades.

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