Los nódulos pulmonares son pequeñas masas de tejido en el pulmón, generalmente menores de 3 centímetros de diámetro, que se encuentran en una radiografía o tomografía computarizada (TC) del tórax. Está rodeado de parénquima pulmonar sano y no se asocia con atelectasia (colapso del pulmón), ganglios linfáticos agrandados en el hilio (la zona donde entran y salen los vasos sanguíneos y los bronquios del pulmón) o derrame pleural (acumulación de líquido alrededor del pulmón). Pueden ser benignos (no cancerosos) o malignos (cancerosos). Si la lesión es mayor de 3 cm, se considera una masa pulmonar, la cual tiene una mayor probabilidad de ser maligna.
Síntomas del nódulo pulmonar
En la gran mayoría de los casos, los nódulos pulmonares no producen ningún síntoma perceptible. Suelen descubrirse de manera incidental durante una radiografía o tomografía computarizada de tórax realizada por otras razones de salud. Sin embargo, cuando los nódulos son grandes o malignos (cancerosos), pueden manifestarse algunos síntomas, aunque a menudo son inespecíficos y pueden confundirse con otras afecciones respiratorias. Entre los síntomas más comunes se incluyen:
Tos:
una tos persistente o que empeora con el tiempo puede ser un signo de un nódulo pulmonar. Puede ser una tos seca o productiva (con moco). En algunos casos, especialmente si el nódulo está irritando una vía aérea, puede haber tos con sangre (hemoptisis), aunque esto es más común en nódulos cancerosos.
Dolor en el pecho:
el dolor torácico asociado con un nódulo pulmonar puede ser sordo o agudo, constante o intermitente. Puede empeorar al respirar profundamente o toser. La localización del dolor no siempre se corresponde con la ubicación del nódulo.
Dificultad para respirar (disnea):
si un nódulo es grande o está bloqueando una vía aérea principal, puede dificultar la respiración. La disnea puede ser leve o severa, y puede empeorar con el esfuerzo físico.
Sibilancias:
las sibilancias son un sonido silbante al respirar, que puede indicar que las vías respiratorias están inflamadas o estrechadas por un nódulo.
Infecciones respiratorias recurrentes:
en algunos casos, un nódulo pulmonar puede aumentar la susceptibilidad a infecciones como la neumonía o la bronquitis.
Es importante destacar que estos síntomas no son exclusivos del nódulo pulmonar y pueden estar presentes en otras enfermedades respiratorias. Si experimenta alguno de estos síntomas, especialmente si fuma o tiene otros factores de riesgo para cáncer de pulmón, es esencial consultar a un médico para una evaluación adecuada.
Clasificación de los nódulos pulmonares
Los nódulos pulmonares se clasifican principalmente según su apariencia en las imágenes radiológicas, especialmente en función de su densidad:
Nódulos sólidos: aparecen como manchas blancas opacas y homogéneas en la TC. Son el tipo más común de nódulo pulmonar.
Nódulos subsólidos (de vidrio esmerilado): tienen una apariencia más translúcida y borrosa en la TC, similar a un cristal empañado. Se dividen en dos subtipos:
Nódulos de vidrio esmerilado puro, son completamente traslúcidos.
Nódulos parcialmente sólidos, contienen una parte sólida y otra de vidrio esmerilado.
La clasificación del nódulo pulmonar ayuda a los médicos a evaluar el riesgo de malignidad. Los nódulos subsólidos, especialmente los parcialmente sólidos, a menudo se asocian con un mayor riesgo de cáncer de pulmón que los nódulos sólidos. Otras características, como el tamaño, la forma y la presencia de calcificaciones, también se consideran en la evaluación del nódulo.
Causas del nódulo pulmonar
Un nódulo pulmonar puede originarse por una amplia variedad de causas, lo que a menudo dificulta su caracterización. Las infecciones son una causa frecuente, y pueden ser bacterianas, como la neumonía o un absceso pulmonar; fúngicas, como la histoplasmosis o la coccidioidomicosis; o incluso parasitarias.
Las enfermedades inflamatorias también pueden manifestarse como nódulos pulmonares, siendo la sarcoidosis y la granulomatosis ejemplos comunes. Las neoplasias, tanto benignas como malignas, representan otra posible causa. Los nódulos benignos pueden ser hamartomas o adenomas, mientras que los malignos pueden corresponder a cáncer de pulmón primario o metástasis de otros cánceres.
Además, existen otras causas menos frecuentes, como malformaciones arteriovenosas, quistes, cicatrices de infecciones previas y embolias pulmonares. Dada la diversidad de posibles causas, es fundamental realizar una evaluación médica completa para determinar el origen del nódulo pulmonar.
Si bien la mayoría de los nódulos pulmonares son benignos, algunos factores aumentan la probabilidad de que un nódulo pulmonar sea maligno:
Edad: el riesgo de cáncer de pulmón aumenta significativamente con la edad. Los nódulos pulmonares en personas mayores de 60 años tienen una mayor probabilidad de ser cancerosos.
Tabaquismo: fumar es el principal factor de riesgo para el cáncer de pulmón. El riesgo es mayor cuanto más tiempo y más cigarrillos se hayan fumado. Incluso después de dejar de fumar, el riesgo permanece elevado durante muchos años.
Antecedentes familiares de cáncer de pulmón: tener un familiar cercano (padre, hermano o hijo) con cáncer de pulmón aumenta el riesgo individual.
Exposición a carcinógenos ambientales: la exposición a sustancias como el asbesto, el radón, el arsénico, el cromo, el níquel y algunos productos químicos industriales aumenta el riesgo de cáncer de pulmón.
Antecedentes personales de cáncer: haber tenido cáncer previamente, incluso si no fue cáncer de pulmón, aumenta el riesgo de desarrollar un nuevo cáncer, incluyendo cáncer de pulmón.
Enfermedades pulmonares preexistentes: ciertas enfermedades pulmonares, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y la fibrosis pulmonar, pueden aumentar el riesgo de desarrollar nódulos pulmonares y cáncer de pulmón.
Diagnóstico del nódulo pulmonar
La actitud diagnóstica ante el hallazgo de un nódulo pulmonar se basa en un enfoque sistemático que combina diferentes métodos para determinar su naturaleza (benigna o maligna) y su causa subyacente. El proceso de diagnóstico generalmente incluye los siguientes pasos:
Historia clínica detallada: el médico revisará los antecedentes médicos del paciente, incluyendo el historial de tabaquismo, exposición a carcinógenos ambientales, antecedentes familiares de cáncer de pulmón y cualquier síntoma presente. El examen físico puede incluir la auscultación de los pulmones para detectar sonidos anormales.
Pruebas de imagen: son fundamentales para caracterizar el nódulo pulmonar y realizar seguimiento. Para nódulos pequeños y de bajo riesgo, con características benignas, en muchos casos se puede optar por la vigilancia, que implica realizar tomografías computarizadas (TC) periódicas para monitorizar el nódulo y detectar cualquier cambio en su tamaño o apariencia. Si el nódulo es sospechoso de ser maligno o si ha crecido con el tiempo, se pueden requerir estudios adicionales como una tomografía por emisión de positrones (PET) para evaluar su actividad metabólica.
Biopsia: si las pruebas de imagen sugieren que un nódulo puede ser maligno, se puede realizar una biopsia para obtener una muestra de tejido y analizarla al microscopio. Existen varios métodos de biopsia. En la broncoscopia, se introduce un tubo delgado y flexible (broncoscopio) a través de la nariz o la boca hasta los pulmones. Se pueden obtener muestras de tejido del nódulo a través del broncoscopio. En la biopsia con aguja guiada por TC, se inserta una aguja fina a través de la piel hasta el nódulo, guiada por imágenes de TC. Se extrae una muestra de tejido a través de la aguja. En algunos casos, puede ser necesaria una cirugía para obtener una muestra de tejido del nódulo. Esto se puede hacer a través de una pequeña incisión (toracoscopia) o una incisión más grande (toracotomía).
El diagnóstico diferencial del nódulo pulmonar es crucial para distinguir entre las diversas causas posibles, incluyendo infecciones, inflamación, neoplasias benignas y cáncer. El médico considerará todos los hallazgos de la historia clínica, el examen físico y las pruebas de imagen para llegar a un diagnóstico preciso y determinar el tratamiento más adecuado.
Manejo del nódulo pulmonar
El plan de manejo de un nódulo pulmonar debe individualizarse en función del grado de sospecha, que dependerá de varios factores (tamaño, ubicación y características del nódulo), así como los factores de riesgo del paciente y su estado de salud general. Las opciones de manejo incluyen:
Vigilancia: para nódulos pequeños, con apariencia benigna , se recomienda la vigilancia periódica con tomografías computarizadas (TC) para monitorizar su crecimiento o cualquier cambio. La frecuencia de las TC dependerá del tamaño y las características del nódulo.
Tratamiento de la causa subyacente: si el nódulo pulmonar es causado por una infección, se tratará con antibióticos o antifúngicos. Si es causado por una inflamación, se pueden utilizar corticosteroides u otros medicamentos inmunosupresores.
Cirugía: si el nódulo es sospechoso de ser maligno o si ha crecido con el tiempo, se puede recomendar la cirugía para extirparlo. El tipo de cirugía dependerá del tamaño y la ubicación del nódulo, así como del estado de salud general del paciente. Los tipos de cirugía incluyen la resección en cuña, donde se extirpa solo una pequeña porción del pulmón que contiene el nódulo, la segmentectomía, donde se extirpa un segmento del pulmón o la lobectomía , que implicaextirpar un lóbulo completo del pulmón.
El tratamiento del nódulo pulmonar debe ser individualizado y planificado por un equipo multidisciplinario de especialistas, incluyendo neumólogos, radiólogos, cirujanos torácicos y oncólogos, para asegurar el mejor resultado posible para cada paciente.
Recuerda que este artículo tiene un fin informativo y no sustituye la valoración médica profesional. Si sospechas que tienes un nódulo pulmonar, consulta con un especialista para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado a tus necesidades.
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