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Cirugía General

Diverticulitis

La diverticulitis afecta a un 50% de la población mayor de 60 años en occidente, con una prevalencia del 15-35%.
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¿Qué es la diverticulitis?

La diverticulitis ocurre cuando uno o más divertículos en el colon se inflaman o infectan. Con el tiempo, debido a la presión interna, pueden formarse pequeñas protuberancias o bolsas en la pared del sistema digestivo, similares a pequeños globos que sobresalen. Estas bolsas se denominan divertículos. Estos son comunes, especialmente a partir de los 40 años.

La diverticulosis se caracteriza por la presencia de estos divertículos, que son comunes a medida que envejecemos. La mayoría de las personas con diverticulosis no presentan síntomas, pero si los divertículos se inflaman o infectan, se desarrolla diverticulitis, que puede causar dolor abdominal, fiebre y otros problemas digestivos. La diverticulitis puede afectar significativamente la calidad de vida de una persona, limitando sus actividades diarias y causando malestar.

Exploración de abdomen para diagnóstico de diverticulitis

Síntomas de la diverticulitis

La diverticulitis puede manifestarse con una variedad de síntomas, que van desde leves a severos. Es importante recordar que la experiencia de cada paciente es única y la intensidad y combinación de síntomas pueden variar. Algunos de los síntomas más comunes incluyen:

Dolor abdominal:

generalmente localizado en la parte inferior izquierda del abdomen, aunque puede presentarse en otras áreas. El dolor puede ser constante o intermitente y su intensidad puede variar.

Fiebre:

un signo común de infección, que puede ser desde una febrícula baja hasta una fiebre alta.

Náuseas y vómitos:

pueden ser síntomas importantes en algunos casos, causando malestar y deshidratación.

Cambios en los hábitos intestinales:

se puede experimentar estreñimiento, diarrea o una alternancia entre ambos.

Sensibilidad abdominal:

el abdomen puede estar sensible al tacto, especialmente en la zona afectada.

Distensión abdominal:

aparece una sensación de hinchazón o plenitud en el abdomen.

Clasificación de la diverticulitis

La diverticulitis se clasifica en dos categorías principales según la presencia o ausencia de complicaciones:

  • Diverticulitis no complicada: se caracteriza por la inflamación localizada de los divertículos sin la presencia de abscesos, perforaciones u otras complicaciones.
  • Diverticulitis complicada: aparecen complicaciones como abscesos, perforaciones, fístulas u obstrucción intestinal que requieren un manejo más intensivo.

Causas de la diverticulitis

La causa exacta de la diverticulitis no se conoce completamente. Sin embargo, se cree que la obstrucción de la abertura de un divertículo puede llevar a la acumulación de bacterias y a la posterior inflamación de la pared del mismo.

Factores de riesgo de la diverticulitis

Ciertos factores pueden aumentar el riesgo de desarrollar diverticulitis, entre ellos:

  • Edad: el riesgo aumenta significativamente con la edad, siendo más común en personas mayores de 40 años.
  • Dieta baja en fibra: una dieta pobre en fibra se asocia con un mayor riesgo de diverticulitis, ya que contribuye a la formación de heces duras y pequeñas que pueden obstruir los divertículos.
  • Obesidad: el sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo importantes.
  • Falta de ejercicio: una baja actividad física se ha relacionado con un mayor riesgo.
  • Tabaquismo: fumar aumenta las probabilidades de desarrollar diverticulitis.
  • Antecedentes familiares: tener familiares con diverticulitis aumenta el riesgo, lo que sugiere una posible predisposición genética.
  • Uso de ciertos medicamentos: algunos medicamentos, como los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) y los corticosteroides, pueden aumentar el riesgo de diverticulitis.

Complicaciones de la diverticulitis

La diverticulitis, si no se trata adecuadamente, puede llevar a una serie de complicaciones y algunas pueden ser graves:

  • Abscesos: acumulación de pus en el área inflamada.
  • Peritonitis: inflamación del revestimiento del abdomen, una enfermedad potencialmente mortal.
  • Fístulas: conexiones anormales entre el colon y otros órganos, como la vejiga o la vagina.
  • Obstrucción intestinal: bloqueo del intestino grueso, que puede causar dolor abdominal intenso, náuseas y vómitos.
  • Sangrado: aunque menos común, la diverticulitis puede causar sangrado rectal.

Es fundamental buscar atención médica si se sospecha de diverticulitis para evitar estas complicaciones.

Diagnóstico de la diverticulitis

1. Historial médico y examen físico.

El primer paso en el diagnóstico de la diverticulitis es una evaluación exhaustiva del historial médico y un examen físico. El médico preguntará sobre los síntomas, incluyendo la ubicación, la duración y la intensidad del dolor abdominal, así como fiebre, escalofríos, náuseas, vómitos o cambios en los hábitos intestinales. El examen físico incluye una palpación del abdomen para evaluar la sensibilidad, la distensión y la presencia de masas.

2. Análisis de sangre.

Los análisis de sangre son una herramienta importante para detectar signos de infección e inflamación, que son característicos de la diverticulitis. Un recuento elevado de glóbulos blancos y niveles elevados de proteína C reactiva (PCR) pueden indicar la presencia de una infección activa. Estos análisis también ayudan a descartar otras afecciones con síntomas similares.

3. Pruebas de imagen.

Las pruebas de imagen para diagnosticar la diverticulitis incluyen varias opciones según las necesidades del paciente. La tomografía computarizada (TC) abdominal con contraste es la prueba más precisa, ya que proporciona imágenes detalladas del colon y estructuras circundantes, permitiendo visualizar inflamación, abscesos, perforaciones y otras complicaciones. La ecografía abdominal, aunque menos precisa que la TC, es una alternativa menos invasiva y útil en situaciones específicas, como en mujeres embarazadas o personas alérgicas al contraste yodado, ayudando a identificar signos de inflamación y abscesos. Por otro lado, el enema de bario, aunque se utiliza con menor frecuencia que la TC, puede emplearse para examinar el colon mediante la introducción de bario en el recto y colon, generando radiografías que muestran la presencia de divertículos.

4. Colonoscopia.

Una colonoscopia generalmente se realiza después de que la inflamación aguda haya disminuido. Este procedimiento permite al médico visualizar directamente el interior del colon e identificar divertículos, así como descartar otras afecciones, como el cáncer de colon. Durante una colonoscopia, se inserta un tubo delgado y flexible con una cámara en el recto y se avanza a través del colon.

En HM Hospitales, nuestro Servicio de Patología Digestiva está especializado en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades del sistema digestivo, incluyendo la diverticulitis. Contamos con un equipo de gastroenterólogos experimentados, cirujanos colorrectales y radiólogos intervencionistas que trabajan en conjunto para brindar una atención integral y personalizada. 

Tratamiento de la diverticulitis

El tratamiento para la diverticulitis se adapta a la gravedad de la enfermedad y a las necesidades individuales de cada paciente. Las opciones de tratamiento incluyen:

1. Tratamiento conservador (no quirúrgico).

El tratamiento conservador suele ser suficiente para la diverticulitis no complicada leve y se basa en varias medidas. Se recomienda el reposo intestinal mediante una dieta líquida o baja en fibra durante unos días para permitir que el colon descanse y reducir la irritación; posteriormente, se puede reintroducir gradualmente una dieta normal. Los antibióticos son fundamentales para combatir la infección e inflamación en los divertículos, siendo prescritos por el médico según el caso y con una duración específica del tratamiento. Para aliviar el dolor abdominal, se pueden utilizar analgésicos de venta libre como paracetamol o ibuprofeno, aunque en algunos casos el médico podría recetar analgésicos más fuertes. A largo plazo, se aconsejan cambios en el estilo de vida para prevenir recurrencias, incluyendo aumentar la ingesta de fibra en la dieta, beber abundante líquido, realizar ejercicio regularmente y mantener un peso saludable.

2. Tratamiento intervencionista (mínimamente invasivo).

En casos de diverticulitis complicada con abscesos, se puede realizar un drenaje percutáneo. Este procedimiento consiste en insertar una aguja a través de la piel, guiada por imágenes de TC o ecografía, para drenar el absceso.

3. Tratamiento quirúrgico.

La cirugía se reserva para casos de diverticulitis complicada que no responden al tratamiento conservador o intervencionista, así como en situaciones de emergencia, como perforación o peritonitis. Los procedimientos quirúrgicos incluyen la resección del segmento afectado del colon, donde se extirpa la parte inflamada o infectada, y puede realizarse mediante cirugía laparoscópica (mínimamente invasiva) o abierta, dependiendo de la gravedad y la experiencia del cirujano. En casos graves con peritonitis o sepsis, se puede optar por la cirugía de Hartmann, que consiste en la resección del segmento afectado y la creación de una colostomía temporal para permitir que el colon descanse y sane; esta colostomía puede revertirse posteriormente en otra cirugía. Además, en algunos casos de peritonitis, se puede realizar un lavado laparoscópico y drenaje para limpiar la cavidad abdominal y controlar la infección.

En HM Hospitales, ofrecemos una amplia gama de opciones de tratamiento para la diverticulitis, desde tratamientos conservadores hasta cirugías mínimamente invasivas y complejas. Un enfoque multidisciplinar, que involucra a gastroenterólogos, cirujanos, radiólogos intervencionistas y otros especialistas, es a menudo necesario para el manejo óptimo de la diverticulitis, especialmente en casos complicados o recurrentes.

Recuerda que este artículo tiene un fin informativo y no sustituye la valoración médica profesional. Si sospechas que tienes diverticulitis, consulta con un especialista para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado a tus necesidades.

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