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Dermatología

Cáncer de piel no melanoma

El cáncer de piel no melanoma es el tipo de cáncer de piel más común.
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¿Qué es el cáncer de piel no melanoma?

El cáncer de piel no melanoma representa la gran mayoría de los diagnósticos de cáncer de piel y su incidencia está aumentando en todo el mundo.

Para comprender el cáncer de piel no melanoma, es fundamental conocer su origen y tipos. El cáncer de piel no melanoma abarca principalmente dos tipos: el carcinoma basocelular (CBC) y el carcinoma espinocelular (CEC). El CBC se origina en las células basales de la epidermis, la capa más externa de la piel, y es el tipo más frecuente de cáncer de piel no melanoma, representando aproximadamente el 80% de los casos. El CEC, por otro lado, se desarrolla en las células escamosas, que se encuentran en la superficie de la piel, y constituye alrededor del 20% de los cánceres de piel no melanoma. A diferencia del CBC, el CEC tiene una mayor probabilidad de propagarse a otras partes del cuerpo. Ambos tipos suelen aparecer en zonas expuestas al sol, como la cara, el cuello, las orejas y las manos.

Aunque generalmente no es mortal, si no se trata a tiempo puede causar dolor, sangrado, problemas estéticos y otros problemas de salud.

Examen de lunar para detectar un posible cáncer de piel

Síntomas del cáncer de piel no melanoma

Identificar los síntomas del cáncer de piel no melanoma es crucial para un diagnóstico temprano. Los síntomas pueden variar dependiendo del tipo.

CBC:

a menudo se manifiesta como una protuberancia perlada o cerosa, una lesión plana, de color carne o marrón, o una cicatriz blanca y cerosa. También puede aparecer como una llaga que sangra con facilidad, no cicatriza o vuelve a aparecer después de la cicatrización.

CEC:

suele presentarse como una protuberancia roja y firme, una lesión escamosa que sangra o desarrolla una costra, o una llaga que no cicatriza. Puede experimentar dolor o picazón en la zona afectada.

Es importante destacar que estos síntomas pueden variar y que algunas personas pueden no experimentar ningún síntoma. Ante cualquier cambio sospechoso en la piel, es fundamental consultar a un dermatólogo.

Clasificación del cáncer de piel no melanoma

El cáncer de piel no melanoma se clasifica según el tipo de célula de la que se origina (basocelular o espinocelular), el grado de diferenciación celular (bien diferenciado, moderadamente diferenciado o poco diferenciado) y la profundidad de la invasión en la piel. Esta clasificación, que a menudo utiliza el sistema TNM (Tumor, Nódulo, Metástasis), ayuda a determinar el estadio del cáncer y el mejor plan de tratamiento. El sistema TNM describe el tamaño del tumor (T), la afectación de los ganglios linfáticos regionales (N) y la presencia de metástasis a distancia (M).

Causas del cáncer de piel no melanoma

Conocer las causas del cáncer de piel no melanoma es esencial para la prevención. La principal causa del cáncer de piel no melanoma es la exposición prolongada y acumulada a la radiación ultravioleta (UV) del sol o de las camas de bronceado. Esta exposición daña el ADN de las células de la piel, lo que puede provocar un crecimiento celular anormal y el desarrollo de cáncer. Otros factores, como la exposición a radiación, ciertos productos químicos y algunas infecciones virales, también pueden contribuir al desarrollo del cáncer de piel no melanoma.

Factores de Riesgo del cáncer de piel no melanoma

Si bien la exposición al sol es la principal causa, existen otros factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de piel no melanoma. Estos factores de riesgo incluyen:

  • Exposición excesiva al sol: pasar largos períodos de tiempo bajo el sol, especialmente durante las horas pico de radiación UV, aumenta significativamente el riesgo.
  • Piel clara: las personas con piel clara, ojos azules o verdes y cabello rubio o pelirrojo son más susceptibles al daño solar y, por lo tanto, tienen un mayor riesgo.
  • Antecedentes familiares de cáncer de piel no melanoma: tener un familiar cercano con cáncer de piel no melanoma aumenta la probabilidad de desarrollar la enfermedad.
  • Sistema inmunitario debilitado: las personas con sistemas inmunitarios debilitados, como las que han recibido un trasplante de órganos, se encuentran en tratamiento inmunosupresor, o las que tienen VIH, tienen un mayor riesgo.
  • Exposición a ciertos productos químicos: la exposición a arsénico y algunos otros productos químicos también puede aumentar el riesgo.

Complicaciones del cáncer de piel no melanoma

Un diagnóstico y tratamiento tempranos son cruciales para evitar posibles complicaciones. Si no se trata, el cáncer de piel no melanoma puede crecer y extenderse, causando problemas estéticos, daño a los tejidos circundantes y, en raras ocasiones, metástasis a otras partes del cuerpo, especialmente en el caso del CEC. El cáncer de piel no melanoma también puede reaparecer después del tratamiento, por lo que es importante el seguimiento regular con un dermatólogo.

Diagnóstico del cáncer de piel no melanoma

El diagnóstico preciso del cáncer de piel no melanoma implica una serie de pasos para evaluar la lesión sospechosa. Estos pasos incluyen:

  • Examen físico: el dermatólogo realiza un examen visual completo de la piel, buscando lesiones sospechosas y evaluando su tamaño, forma, color, textura y bordes.
  • Dermatoscopia: se utiliza un dermatoscopio, un instrumento de mano con una luz y una lente de aumento, para examinar la lesión con mayor detalle. La dermatoscopia permite al dermatólogo visualizar estructuras internas de la lesión que no son visibles a simple vista, lo que ayuda a diferenciar entre lesiones benignas y malignas.
  • Biopsia: si el examen físico y la dermatoscopia sugieren la posibilidad de cáncer de piel no melanoma, se realiza una biopsia. La biopsia es el método diagnóstico definitivo. Existen diferentes tipos de biopsias, como la biopsia por raspado, la biopsia por punción y la biopsia excisional. La elección del tipo de biopsia depende del tamaño, la ubicación y las características de la lesión. La muestra de tejido obtenida mediante la biopsia se examina bajo un microscopio para confirmar el diagnóstico y determinar el tipo de cáncer de piel no melanoma.
  • Diagnóstico por imagen: en algunos casos, se pueden utilizar técnicas de diagnóstico por imagen, como la ecografía, la tomografía computarizada (TC) o la resonancia magnética (RM), para evaluar la extensión del tumor y determinar si se ha propagado a otras partes del cuerpo. Esto es especialmente importante en casos de CEC con alto riesgo de metástasis.

En HM Hospitales, contamos con dermatólogos expertos y tecnología avanzada, incluyendo la dermatoscopia digital, para el diagnóstico preciso del cáncer de piel no melanoma.

Tratamiento del cáncer de piel no melanoma

Una vez confirmado el diagnóstico, el dermatólogo determinará el plan de tratamiento más adecuado. El tratamiento del cáncer de piel no melanoma depende del tipo, tamaño, ubicación y profundidad de la lesión, así como de la salud general del paciente. Las opciones de tratamiento incluyen:

  • Cirugía: la cirugía es el tratamiento más común. Existen diferentes técnicas quirúrgicas, como la escisión quirúrgica, la cirugía de Mohs. La escisión quirúrgica implica la extirpación de la lesión y un margen de tejido sano circundante. La cirugía de Mohs es una técnica especializada que permite la eliminación precisa de la lesión, preservando la mayor cantidad posible de tejido sano. Es una técnica especializada que se utiliza para tratar el cáncer de piel no melanoma en áreas cosméticamente sensibles, como la cara.
  • Radioterapia: utiliza radiación de alta energía para destruir las células cancerosas. Se utiliza principalmente en casos de cáncer de piel no melanoma que no se pueden extirpar quirúrgicamente o en pacientes que no son candidatos para la cirugía.
  • Terapia fotodinámica: se aplica un medicamento fotosensible a la piel y luego se expone a una luz especial que activa el medicamento y destruye las células cancerosas. Es un tratamiento eficaz para lesiones superficiales y precancerosas.
  • Terapia tópica: las cremas o geles que contienen medicamentos, como el imiquimod o el 5-fluorouracilo, se pueden aplicar directamente sobre la lesión para destruir las células cancerosas. La terapia tópica se utiliza a menudo para tratar lesiones superficiales y precancerosas. También se puede utilizar después de la cirugía para reducir el riesgo de recurrencia.
  • Otros tratamientos: en algunos casos, se pueden utilizar otros tratamientos, como la inmunoterapia, para tratar el tumor en estadios avanzados o metastásico.

Un enfoque multidisciplinar, que involucre a dermatólogos, oncólogos y otros especialistas, puede ser necesario en algunos casos, especialmente si el cáncer se ha extendido a otras partes del cuerpo. 

Recuerda que este artículo tiene un fin informativo y no sustituye la valoración médica profesional. Si sospechas que tienes cáncer de piel no melanoma, consulta con un especialista para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado a tus necesidades.

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