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Neumología

Asma

El asma es una de las principales enfermedades no transmisibles que afecta a 262 millones de personas en todo el mundo.
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¿Qué es el asma?

El asma es una enfermedad crónica, heterogénea de los pulmones que inflama y estrecha las vías respiratorias de manera variable en el tiempo. Esta inflamación produce sibilancias, dificultad para respirar, opresión en el pecho y tos, especialmente por la noche o temprano por la mañana. El asma dificulta la entrada y salida de aire de los pulmones, lo que puede limitar la actividad física y reducir la calidad de vida.

Aunque no tiene cura, el asma se puede controlar con un tratamiento adecuado, permitiendo a las personas llevar una vida normal y activa. Puede afectar a personas de todas las edades, incluyendo adultos y ancianos, con fenotipos como el asma de inicio tardío, más frecuente en mujeres y menos sensible a los corticoides inhalados.

Asma, enfermedad crónica que afecta a los pulmones. Imagen de un inhalador

Síntomas del asma

Los síntomas del asma pueden variar de una persona a otra, tanto en su tipo como en su intensidad, y pueden aparecer y desaparecer. Los síntomas más comunes incluyen:

Sibilancias:

un sonido silbante al respirar, especialmente al exhalar.

Falta de aire:

sensación de dificultad para respirar o de no poder obtener suficiente aire.

Opresión en el pecho:

sensación de presión o tensión en el pecho.

Tos:

especialmente por la noche o temprano en la mañana.

Es importante tener en cuenta que la intensidad de los síntomas puede variar con el tiempo, y algunas personas pueden presentar episodios graves que requieren atención médica urgente.

Clasificación del asma

El asma no es una enfermedad única, sino que se presenta de diversas formas. Comprender cómo se clasifica el asma es crucial para adaptar el tratamiento a las necesidades individuales de cada paciente. El asma se puede clasificar según su grado de control:

  • Asma controlada: sin síntomas diurnos o nocturnos, sin uso frecuente de medicación de rescate.
  • Asma parcialmente controlada: síntomas >2 veces/semana, alguna limitación de actividad.
  • Asma no controlada: síntomas diarios, exacerbaciones frecuentes.

Además, el asma también se puede clasificar según fenotipos específicos:

  • Asma alérgica: desencadenada por alérgenos como el polen, los ácaros o el moho.
  • Asma no alérgica: desencadenada por infecciones respiratorias, aire frío o ejercicio.
  • Asma ocupacional: causada por la exposición a sustancias irritantes en el lugar de trabajo.
  • Asma de inicio tardío: predominante en mujeres adultas y con menor respuesta a corticoides inhalados.
  • Asma grave: caracterizada por exacerbaciones frecuentes y necesidad de terapias avanzadas como anticuerpos monoclonales.

Causas y factores de riesgo del asma

El asma es el resultado de una compleja interacción entre factores genéticos y ambientales. Entre los factores de riesgo más importantes se encuentran:

  • Factores genéticos:
    • Tener antecedentes familiares de asma o enfermedades alérgicas (rinitis, dermatitis atópica) aumenta significativamente el riesgo de desarrollar asma.
    • Se han identificado múltiples genes asociados con la susceptibilidad al asma, incluyendo aquellos relacionados con la inflamación de las vías respiratorias y la respuesta inmune.
  • Factores ambientales:
    • Humo de tabaco: la exposición al humo del tabaco durante la infancia, especialmente en el período prenatal o los primeros años de vida, se asocia con un mayor riesgo de desarrollar asma y una peor evolución de la enfermedad.
    • Contaminación del aire: la exposición a contaminantes como partículas finas (PM2.5), dióxido de nitrógeno (NO₂) y ozono (O₃) puede provocar inflamación en las vías respiratorias y aumentar la prevalencia del asma.
    • Exposición a alérgenos: los alérgenos inhalados como ácaros del polvo, polen, esporas de moho y pelo de animales pueden inducir la inflamación de las vías respiratorias en personas genéticamente susceptibles.
    • Condiciones climáticas: factores como cambios bruscos de temperatura, aire frío y humedad elevada pueden exacerbar los síntomas del asma.
  • Factores inmunológicos y microbioma:
    • Disbiosis del microbioma: alteraciones en la microbiota respiratoria e intestinal están relacionadas con el desarrollo de asma, ya que afectan la respuesta inmune y la inflamación de las vías respiratorias.
    • Infecciones respiratorias tempranas: infecciones virales en la infancia, como el virus sincitial respiratorio (VSR) y el rinovirus, pueden aumentar la susceptibilidad al asma.
  • Factores relacionados con el estilo de vida:
    • Obesidad: se ha identificado un fenotipo de asma asociado a la obesidad, caracterizado por inflamación sistémica, menor respuesta a corticosteroides y mayor dificultad respiratoria.
    • Dieta y nutrición: una alimentación baja en frutas y verduras y alta en alimentos ultraprocesados puede aumentar el riesgo de asma. El consumo de antioxidantes y ácidos grasos omega-3 se asocia con efectos protectores.
    • Ejercicio y actividad física: unque el ejercicio es beneficioso en la mayoría de los casos, en algunas personas el asma inducida por el ejercicio puede ser un desencadenante.

Complicaciones del asma

El asma, cuando no se controla adecuadamente, puede acarrear diversas complicaciones que afectan la calidad de vida y la salud a largo plazo. Es crucial conocer estas posibles consecuencias para buscar un manejo adecuado de la enfermedad. Entre ellas destacan:

  • Ataques de asma graves: que requieren atención médica de emergencia.
  • Disminución de la función pulmonar: con el tiempo, el asma puede dañar los pulmones y dificultar la respiración.
  • Hospitalización: los ataques de asma graves pueden requerir hospitalización.
  • Problemas de sueño: los síntomas del asma pueden interrumpir el sueño.
  • Disminución de la calidad de vida: el asma puede limitar la capacidad de participar en actividades cotidianas.

Es importante que las personas con asma trabajen con sus médicos para desarrollar un plan de tratamiento que les ayude a controlar sus síntomas y prevenir las complicaciones.

Si sospechas que tienes asma, es importante que consultes a un médico para obtener un diagnóstico y tratamiento adecuados.

Diagnóstico del asma

El diagnóstico del asma puede ser un proceso complejo que requiere una evaluación exhaustiva por parte de un médico. Es importante obtener un diagnóstico preciso para poder comenzar el tratamiento adecuado y controlar los síntomas. El diagnóstico del asma se basa en una combinación de:

  • Historia clínica y síntomas:
    • Evaluación de la frecuencia, intensidad y patrones de los síntomas respiratorios.
    • Indagación sobre antecedentes familiares de asma y enfermedades alérgicas.
    • Identificación de desencadenantes como alérgenos, contaminación o ejercicio.
  • Examen físico:
    • Auscultación pulmonar para detectar sibilancias o ruidos respiratorios anormales.
    • Evaluación de signos de alergias concomitantes como rinitis o dermatitis atópica.
  • Pruebas de función pulmonar:
    • Espirometría: mide el volumen espiratorio forzado en 1 segundo (FEV1) y la capacidad vital forzada (CVF) para evaluar la obstrucción bronquial.
    • Prueba de reversibilidad broncodilatadora: evalúa la mejora del FEV1 tras la administración de un broncodilatador.
    • Prueba de provocación bronquial: se utiliza en casos de diagnóstico incierto para inducir broncoespasmo mediante metacolina o ejercicio.
    • Medición de FeNO (Óxido Nítrico Exhalado Fraccionado): útil para detectar inflamación eosinofílica en las vías respiratorias.
  • Pruebas complementarias:
    • Pruebas cutáneas o análisis de IgE específicas para identificar sensibilización a alérgenos.
    • Radiografía de tórax para descartar enfermedades pulmonares subyacentes en casos atípicos.
    • Estudio del patrón de variabilidad del flujo espiratorio máximo (PEF) mediante monitorización domiciliaria.

Nota importante: La radiografía de tórax no es un criterio diagnóstico estándar para el asma, pero puede ser útil para descartar otras enfermedades.

Tratamientos del asma

El objetivo principal del tratamiento del asma es controlar la inflamación de las vías respiratorias y aliviar los síntomas. El plan de tratamiento puede incluir:

  • Medicamentos de control a largo plazo: se toman a diario para prevenir los síntomas. Incluyen corticosteroides inhalados (antiinflamatorios), broncodilatadores de acción prolongada (para relajar las vías respiratorias) y modificadores de leucotrienos (para bloquear sustancias inflamatorias).
  • Medicamentos de alivio rápido: se utilizan para aliviar los síntomas agudos, como sibilancias y falta de aire. La clase terapéutica más común son los broncodilatadores de acción corta, administrados con un inhalador. Es importante llevarlo siempre consigo y saber cómo utilizarlo correctamente.
  • Cambios en el estilo de vida: ayudan a controlar los síntomas y reducir la necesidad de medicamentos. Incluyen evitar desencadenantes, mantener un peso saludable, hacer ejercicio regularmente y controlar el estrés.
  • Inmunoterapia: para personas con asma alérgica, puede disminuir la sensibilidad a los alérgenos. Se administra mediante inyecciones o comprimidos sublinguales.
  • Rehabilitación pulmonar: un programa integral para mejorar la función pulmonar y la calidad de vida. Incluye ejercicios de respiración, entrenamiento físico, educación y apoyo.

Recuerda que este artículo tiene un fin informativo y no sustituye la valoración médica profesional. Si sospechas que tienes asma, consulta con un especialista para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado a tus necesidades.

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