¿Alguna vez has sentido malestar después de tomar un vaso de leche o comer un helado? Si es así, podrías estar experimentando intolerancia a la lactosa, una condición digestiva común que afecta a millones de personas en todo el mundo.
Aunque los síntomas suelen ser leves y transitorios, pueden resultar molestos e interferir con la calidad de vida. Conocer los síntomas de la intolerancia a la lactosa y cómo varían según la edad puede ayudarte a identificar si tú o alguien cercano podría padecerla. En este artículo, te damos toda la información que necesitas, desde su diagnóstico hasta las opciones de tratamiento disponibles.
¿Qué es la intolerancia a la lactosa?
La lactosa es un tipo de azúcar presente en la leche y otros productos lácteos. Para poder ser absorbida por el intestino delgado, la lactosa debe ser descompuesta en azúcares más simples (glucosa y galactosa) por la acción de la enzima lactasa.
Las personas con intolerancia a la lactosa no producen suficiente lactasa, por lo que la lactosa no digerida llega al intestino grueso, donde es fermentada por las bacterias intestinales. Esta fermentación produce gases y otros subproductos que causan los síntomas característicos de la intolerancia a la lactosa.
¿Cuáles son los principales síntomas de la intolerancia a la lactosa?

Los síntomas de la intolerancia a la lactosa suelen aparecer entre 30 minutos y 2 horas después de consumir alimentos que contienen lactosa. La gravedad de los síntomas varía de una persona a otra y depende de la cantidad de lactosa ingerida y de la capacidad individual para digerirla. Algunas personas pueden consumir pequeñas cantidades de productos lácteos sin experimentar molestias, y solo presentan síntomas cuando ingieren grandes cantidades. En cambio, otras personas pueden experimentar síntomas incluso con pequeñas dosis. Los síntomas más comunes de la intolerancia a la lactosa son:
- Dolor abdominal: la intensidad varía desde una leve incomodidad hasta un fuerte dolor de tipo cólico.
- Hinchazón abdominal: sensación de plenitud y distensión abdominal debido a la acumulación de gases.
- Gases: aumento de la producción de gases intestinales, lo que puede causar flatulencia y eructos.
- Diarrea: las heces pueden volverse blandas, acuosas y frecuentes.
- Náuseas y vómitos: menos comunes, pero pueden ocurrir en casos de intolerancia severa.
Es importante destacar que estos síntomas no son exclusivos de la intolerancia a la lactosa y pueden ser causados por otras afecciones digestivas. Por ello, si experimentas algunos de estos síntomas de forma recurrente, es fundamental consultar con tu médico para obtener un diagnóstico preciso.
Intolerancia a la lactosa: síntomas según la edad
La intolerancia a la lactosa puede manifestarse a cualquier edad, y los síntomas pueden variar según la etapa de la vida. A continuación, te presentamos algunos síntomas específicos que pueden desarrollar los bebés, niños y adultos, y las diferencias con otras afecciones relacionadas con el consumo de lácteos.
Intolerancia a la lactosa en bebés
La intolerancia a la lactosa en bebés es poco frecuente, pero puede ocurrir. Los síntomas suelen aparecer en los primeros días o semanas de vida y pueden incluir:
- Llanto excesivo e irritabilidad después de las tomas: el bebé puede mostrar signos de malestar abdominal durante o después de alimentarse con leche materna o fórmula que contenga lactosa.
- Diarrea o heces explosivas: las heces pueden ser acuosas, espumosas y tener un olor agrio.
- Pérdida de peso o falta de ganancia de peso adecuada: el bebé puede tener dificultades para aumentar de peso debido a la mala absorción de nutrientes.
Si sospechas que tu bebé puede tener intolerancia a la lactosa, consulta con tu pediatra para recibir un diagnóstico adecuado y orientación sobre cómo manejar esta condición.
Intolerancia a la lactosa en niños y adultos
En niños y adultos, la intolerancia a la lactosa suele desarrollarse de manera gradual a medida que disminuye la producción de lactasa, la enzima necesaria para digerir la lactosa. A medida que los niños reemplazan la leche por otros alimentos, la producción de lactasa suele disminuir. Los síntomas incluyen dolor abdominal, hinchazón, gases, diarrea y, en ocasiones, náuseas, y su intensidad puede variar según cada persona.
Es importante destacar que la intolerancia a la lactosa no debe confundirse con alergia a la leche o derivados lácteos. La alergia es una reacción inmunitaria que se produce cuando el cuerpo percibe las proteínas de la leche de vaca (caseína y proteínas del suero) como una amenaza, provocando síntomas como urticaria, vómitos, sibilancias y dificultad para respirar. Esta patología es más común en niños pequeños y suele requerir atención médica especializada.
Diagnóstico y tratamiento de la intolerancia a la lactosa

El diagnóstico de la intolerancia a la lactosa se basa en la historia clínica del paciente, un examen físico y pruebas específicas que ayudan a confirmar si existe dificultad para digerir la lactosa. Las pruebas más comunes incluyen:
- Prueba de tolerancia a la lactosa: se administra una dosis de lactosa al paciente y se miden los niveles de glucosa en sangre a intervalos regulares. Si los niveles de glucosa no aumentan como se espera, puede indicar intolerancia a la lactosa.
- Prueba de hidrógeno en el aliento: se mide la cantidad de hidrógeno en el aliento del paciente después de consumir lactosa. Un aumento en los niveles de hidrógeno puede indicar intolerancia a la lactosa.
- Biopsia del intestino delgado: en casos muy concretos, puede ser necesario realizar una biopsia para medir la actividad de la lactasa en el intestino delgado. Esta prueba es la menos utilizada y suele reservarse para casos donde las pruebas anteriores no han sido concluyentes.
Tratamiento para la intolerancia a la lactosa
El tratamiento principal para la intolerancia a la lactosa consiste en reducir o eliminar el consumo de alimentos que contienen lactosa. Aquí te dejamos algunas estrategias que pueden ayudarte en tu vida diaria:
- Elegir productos lácteos sin lactosa: existen en el mercado leches, yogures y quesos sin lactosa que pueden ser consumidos sin causar síntomas. Estos productos mantienen el sabor y los nutrientes de los productos lácteos tradicionales, pero sin la lactosa.
- Consumir productos lácteos fermentados: algunos lácteos fermentados, como el yogur y el kéfir, contienen bacterias que ayudan a digerir la lactosa, por lo que suelen tolerarse mejor.
- Tomar suplementos de lactasa: los suplementos de lactasa, disponibles en forma de comprimidos o gotas, pueden tomarse antes de consumir alimentos que contienen lactosa para ayudar a digerirla.
Consejos para vivir con intolerancia a la lactosa
Vivir con intolerancia a la lactosa puede requerir algunos ajustes en la dieta y estilo de vida, pero con la información y conocimientos adecuados, es posible llevar una vida plena sin complicaciones. Aquí te ofrecemos algunos consejos:
- Lee las etiquetas de los alimentos: la lactosa se encuentra en muchos alimentos procesados, por lo que es importante leer las etiquetas con atención. Así podrás identificar si un producto contiene lactosa y evitar molestias digestivas.
- Busca alternativas a los productos lácteos: existen muchas opciones vegetales que pueden sustituir a la leche y otros productos lácteos, como la leche de almendras, soja o avena. Estas alternativas son fáciles de encontrar y ofrecen una variedad de sabores.
- Informa a tu familia y amigos: es relevante que las personas de tu entorno conozcan tu situación. Si tu familia y amigos saben que tienes intolerancia a la lactosa, podrán ayudarte a evitar alimentos que puedan afectarte y serán más comprensivos cuando necesites adaptar las comidas.
- No tengas miedo de experimentar: cada persona es diferente, por lo que funciona para una persona puede no funcionar para otra. Experimenta con diferentes alimentos y estrategias para encontrar lo que mejor se adapte a ti. Prueba distintas alternativas lácteas y ajusta tu dieta para descubrir lo que te hace sentir mejor.
Cuida tu salud con HM Hospitales
Un diagnóstico temprano y un plan de alimentación adecuado puede marcar la diferencia en tu calidad de vida. Si experimentas síntomas como hinchazón, gases, dolor abdominal o diarrea después de consumir productos lácteos, es importante que consultes con tu médico o un nutricionista para recibir el tratamiento más adecuado.
En HM Hospitales, te acompañamos en el cuidado de tu salud digestiva. Nuestro equipo médico combina su experiencia con la tecnología más avanzada para ofrecerte un diagnóstico preciso y un tratamiento personalizado, tanto para la intolerancia a la lactosa como para otras alteraciones digestivas. Contacta con nosotros para obtener más información o para programar una cita.
Recuerda, este artículo tiene un fin divulgativo y no sustituye la consulta médica. Ante cualquier duda, consulta con un profesional de la salud.
