Si tú o algún miembro de tu familia experimentáis tos persistente, dificultad para respirar o malestar en el pecho, es posible que os preguntéis si se trata de una bronquitis.
Esta afección respiratoria común genera preocupación, especialmente cuando afecta a los más pequeños. En este artículo, te explicamos todo lo que necesitas saber sobre la bronquitis: sus causas, síntomas y tratamientos disponibles.
La bronquitis: ¿qué es y cuáles son sus tipos?
La bronquitis ocurre cuando los bronquios, que son los conductos encargados de llevar el aire hacia los pulmones, se inflaman. Esto puede dificultar la respiración y provocar otros síntomas incómodos como tos y malestar. Hay dos tipos principales de bronquitis que es importante distinguir:
- Bronquitis aguda: es más común y suele durar entre 2 y 3 semanas. Generalmente, desaparece por sí sola con un buen cuidado y, en algunos casos, con medicamentos que alivien los síntomas.
- Bronquitis crónica: es una condición más seria y duradera. Se diagnostica cuando una persona presenta síntomas durante al menos 3 meses al año, por dos años consecutivos. Este tipo de bronquitis requiere un seguimiento médico constante y un plan de tratamiento a largo plazo.
¿Qué es la bronquiolitis?
La bronquiolitis es una enfermedad que afecta las vías respiratorias más pequeñas de los pulmones, llamadas bronquiolos. Es más común en bebés menores de 2 años, ya que sus vías respiratorias son más estrechas, lo que puede dificultar la entrada y salida del aire.
Aunque en la mayoría de los casos se trata de una condición leve, puede ser más seria en los bebés pequeños o en aquellos con otros problemas de salud. Por eso, es importante estar atentos y buscar atención médica si se presenta dificultad para respirar, alimentación deficiente o decaimiento.
Causas: ¿Por qué ocurre la bronquiolitis?
La bronquiolitis puede tener diferentes causas dependiendo de la edad del paciente. Aquí te explicamos las más comunes:
En bebés y niños pequeños:
- Virus Sincitial Respiratorio (VSR): es el responsable de la mayoría de los casos (alrededor del 75%). Este virus afecta las vías respiratorias pequeñas y puede causar dificultad para respirar.
- Adenovirus: es la segunda causa más frecuente, generando síntomas como tos y silbidos en el pecho.
- Rinovirus: aunque generalmente causa resfriados leves, en bebés pequeños puede complicarse y afectar las vías respiratorias.
- Virus de la gripe: este virus es más frecuente en invierno y puede causar síntomas más graves en algunos niños.
- Metapneumovirus humano: cada vez más común, provoca síntomas similares a los de la bronquiolitis.
- Coronavirus: incluye virus que causan resfriados leves, pero algunas variantes, como el COVID-19, pueden tener efectos más serios en los más pequeños.
En adultos:
- Infecciones virales: Son responsables de la mayoría de los casos de bronquiolitis en adultos.
- Bacterias: Aunque menos común, también pueden ser una causa.
- Exposición a irritantes: Factores como el humo del tabaco, la contaminación ambiental, productos químicos industriales, polvo, vapores tóxicos y partículas en el aire pueden inflamar las vías respiratorias.
- Alergias y asma: Pueden predisponer a desarrollar síntomas similares.
- Reflujo gastroesofágico crónico: Los ácidos estomacales pueden irritar las vías respiratorias y contribuir al problema.

Factores de riesgo y grupos vulnerables
Algunas personas tienen mayor probabilidad de desarrollar bronquiolitis o bronquitis debido a ciertos factores que afectan su salud o entorno.
En bebés:
- Nacidos prematuramente: especialmente aquellos que nacieron antes de las 35 semanas de gestación.
- Problemas cardíacos congénitos: condiciones que afectan el corazón desde el nacimiento.
- Sistema inmunitario débil: hace que los bebés sean más susceptibles a infecciones.
- Exposición al humo del tabaco: tanto activo como pasivo, daña sus vías respiratorias.
- Asistencia a guarderías: facilita el contacto con virus.
- Falta de lactancia materna: la leche materna proporciona defensas importantes contra infecciones.
- Hacinamiento en el hogar: facilita la propagación de enfermedades.
- Antecedentes familiares de asma: pueden influir en la susceptibilidad a problemas respiratorios.
En adultos:
- Tabaquismo: activo o pasivo, irrita y daña los pulmones.
- Exposición laboral a irritantes: como polvo, productos químicos o vapores tóxicos.
- Enfermedades respiratorias previas: aumentan la vulnerabilidad.
- Sistema inmunitario debilitado: por enfermedades o tratamientos médicos.
- Edad avanzada: las personas mayores de 65 años tienen mayor riesgo.
- Enfermedades crónicas: como diabetes o problemas cardíacos.
- Ambientes contaminados: vivir o trabajar en lugares con alta contaminación puede ser un factor desencadenante.
Síntomas según la edad
Bronquiolitis en bebés:
La bronquiolitis puede ser especialmente preocupante en los más pequeños. Los signos más comunes incluyen:
- Dificultad para respirar:
- Respiración rápida o superficial.
- Silbidos (sibilancias) al exhalar.
- Aleteo nasal (las fosas nasales se abren y cierran más de lo normal).
- Hundimiento de las costillas al respirar.
- Tos persistente:
- Puede ser seca o con mucosidad.
- Suele empeorar por la noche.
- Dificulta la alimentación.
- Malestar general:
- Congestión nasal y fiebre leve.
- Falta de apetito y dificultad para dormir.
- Irritabilidad o letargo.
Bronquitis en adultos:
Los síntomas pueden variar en intensidad, pero los más frecuentes son:
- Problemas respiratorios:
- Tos con mucosidad.
- Dificultad para respirar y sibilancias.
- Sensación de opresión en el pecho.
- Síntomas generales:
- Fatiga, fiebre baja, dolor de cabeza y muscular.
- Ronquera y congestión nasal.
- Sudoración nocturna y problemas para dormir.
¿Cómo se diagnostica la bronquitis o la bronquiolitis?
El diagnóstico de estas afecciones respiratorias comienza con una evaluación inicial y, si es necesario, se complementa con pruebas específicas para confirmar la causa y gravedad.
Evaluación inicial:
Cuando acudes al médico, éste realizará los siguientes pasos:
- Historia clínica: preguntará sobre los síntomas, su duración y si has tenido infecciones recientes o contacto con personas enfermas.
- Exploración física: examinará cómo estás respirando y si hay señales de malestar.
- Auscultación pulmonar: escuchará tus pulmones con un estetoscopio para identificar sonidos anormales como silbidos o congestión.
- Medición de signos vitales: verificará tu frecuencia cardíaca, respiratoria y temperatura.
- Saturación de oxígeno: comprobará si tus niveles de oxígeno en sangre son normales.
Pruebas complementarias:
Si el médico necesita más información, puede solicitar pruebas adicionales:
- Radiografía de tórax:
- Ayuda a descartar problemas más graves como neumonía.
- Permite evaluar cuánto están afectados los pulmones.
- Identifica posibles complicaciones.
- Análisis de sangre:
- Un hemograma completo puede mostrar si hay signos de infección.
- Los marcadores de inflamación indican si el cuerpo está combatiendo un problema.
- En casos graves, los gases arteriales miden cómo el oxígeno y el dióxido de carbono circulan en la sangre.
- Pruebas específicas:
- Cultivo de esputo: si hay tos con mucosidad, sirve para identificar el germen que la causa.
- Pruebas de función pulmonar: evalúan cómo están funcionando los pulmones, especialmente en casos de bronquitis crónica.
- Test de alergia: útil si se sospecha que los síntomas están relacionados con alergias.

Tratamiento integral: un enfoque personalizado
El tratamiento de la bronquitis y la bronquiolitis requiere un enfoque adaptado a cada paciente, considerando su edad, la gravedad de los síntomas y sus circunstancias particulares.
Tratamiento en bebés y niños
El cuidado de los más pequeños requiere atención especial:
- Cuidados respiratorios:
- Lavados nasales con suero fisiológico para despejar las vías respiratorias.
- Aspiración suave de secreciones, especialmente antes de comer o dormir.
- Dormir en posición semi-incorporada (ligera inclinación de 30°) para facilitar la respiración.
- Usar un humidificador para mantener el aire húmedo y limpio.
- Alimentación e hidratación:
- Ofrecer tomas más frecuentes y pequeñas para evitar fatiga.
- Asegurarse de que el bebé esté bien hidratado (vigila la cantidad de orina en los pañales).
- Hacer pausas durante la alimentación si hay dificultad para respirar.
- Consulta médica: en casos específicos, el pediatra puede recomendar fisioterapia respiratoria para aliviar la acumulación de mucosidad.
Tratamiento en adultos
El enfoque para adultos combina medidas de soporte y medicamentos según sea necesario:
- Medidas de soporte:
- Reposo sin encamamiento prolongado.
- Hidratación abundante (2-3 litros diarios).
- Mantener el aire limpio y húmedo en casa.
- Evitar irritantes como el humo del tabaco y productos químicos.
- Tratamiento farmacológico:
- Broncodilatadores para facilitar la respiración.
- Mucolíticos para aliviar la congestión.
- Antiinflamatorios y antibióticos, solo si están prescritos por el médico.
Plan de recuperación y seguimiento
La recuperación es gradual y requiere paciencia:
- Primera semana:
- Descanso, hidratación intensiva y control de síntomas como fiebre y tos.
- Segunda semana:
- Incorporación progresiva a las actividades.
- Ejercicios respiratorios suaves.
- Evaluación de la evolución de los síntomas.
- A partir de la tercera semana:
- Retorno a la rutina habitual.
- Mantenimiento de ejercicios respiratorios y seguimiento médico.
Estilo de vida y nutrición durante la recuperación
Una buena alimentación es clave para fortalecer el sistema inmunológico:
- Alimentos recomendados:
- Vitamina C: Presente en cítricos, kiwi, pimientos y brócoli.
- Antiinflamatorios naturales: Pescado azul, frutos secos y aceite de oliva.
- Caldos y sopas calientes: Ayudan a aliviar la congestión.
- Infusiones: Hierbas como tomillo o jengibre pueden aliviar la tos.
- Hábitos saludables:
- Comer de forma ligera y frecuente.
- Evitar alimentos procesados y limitar lácteos durante la fase aguda.
Ejercicios respiratorios recomendados
- Respiración diafragmática: Ayuda a respirar más profundamente.
- Tumbado, coloca una mano en el pecho y otra en el abdomen. Inhala por la nariz hinchando el abdomen, exhala por la boca hundiéndolo. Repite 5-10 veces.
- Expansión torácica: Mejora la capacidad pulmonar.
- Siéntate recto, inhala profundamente levantando los brazos, mantén 3 segundos y exhala mientras los bajas.
- Técnicas de expulsión de mucosidad:
- Tos controlada y drenaje postural según indicación médica.
Prevención y cuidados diarios
- En el hogar:
- Mantén una temperatura constante (20-22 °C) y una humedad relativa del 40-60%.
- Ventila las habitaciones y evita ambientes con humo o contaminantes.
- Higiene respiratoria:
- Lavado frecuente de manos.
- Uso de mascarillas si es necesario.
- Cambio regular de ropa de cama.
Cuándo preocuparse y buscar atención médica
- En bebés:
- Dificultad respiratoria severa.
- Coloración azulada en labios o piel.
- Rechazo persistente del alimento o deshidratación.
- En adultos:
- Dificultad respiratoria grave o dolor intenso en el pecho.
- Fiebre alta que no cede.
- Tos con sangre o empeoramiento de síntomas crónicos.
Cuida tu salud con HM Hospitales
La bronquitis y la bronquiolitis son enfermedades respiratorias comunes que pueden preocuparnos, especialmente cuando afectan a nuestros seres queridos. La buena noticia es que, con un diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado, suelen tener un pronóstico favorable.
Reconocer los síntomas desde el principio es clave para prevenir complicaciones. Si notas señales como dificultad para respirar, tos persistente o fiebre que no mejora, no dudes en buscar atención médica.
En HM Hospitales, contamos con un equipo de especialistas en Neumología y Pediatría, además de tecnología avanzada, para ofrecerte un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento personalizado. Estamos aquí para cuidar de tu salud y la de tu familia.
Recuerda, este artículo tiene un propósito informativo y no sustituye la consulta médica. Si tienes alguna duda o inquietud, acude a un profesional de la salud.
