Poco a poco nos vamos alejando de la posibilidad de tener un nuevo rebrote importante de la pandemia.
Los indicadores siguen mostrando una tendencia muy buena y salvo los datos de fallecidos, que siguen siendo tremendos -60 ayer-, teniendo en cuenta que es una enfermedad contagiosa y evitable (nada que ver con el cáncer u otras patologías cardíacas o degenerativas), todos los demás parámetros siguen mejorando y no se ve nada en el horizonte que pueda hacer pensar en un cambio.
Si las vacunas fueron nuestra arma definitiva y con ellas empezó el principio del fin, lo más probable, salvo sorpresa mayúscula, es que haber alcanzado porcentajes de vacunación superiores al 70% impliquen entrar en el final de los últimos días de la enfermedad del virus.
No obstante con independencia de lo que mejoren los datos, según mi opinión, debemos seguir con ciertas precauciones durante mucho tiempo. En particular las mascarillas en interiores y el control de la distancia social si no se pueden mantener las primeras.
Si no es para prevenir el Covid, porque pongamos el improbable caso que desapareciera del todo, yo lo mantendría hasta primavera del año que viene para evitar así una gripe, que este año desconocemos como vendrá, o lo que pueda llegar que se haya visto desplazado por el Covid.
No pretendo precipitarme, ni vender la piel antes de cazarla, como decía el otro día. Todavía hay que ser prudentes con los planes a medio plazo y largo plazo porque hay algunas dudas en relación con la duración de la inmunidad, la efectividad de las vacunas y la evolución de la pandemia en el resto del mundo que podría traer alguna variante nueva, pero a priori existen altas probabilidades de que esto se vaya acabando.
Y que para alivio de todos, el Covid forme parte de esos giros de la historia que no nos queríamos creer que pudieramos llegar a vivir.
A ver si podemos dejar de hablar de la pandemia que ya se hace muy largo.
Gracias