No quisimos ver lo que pasaba y en unos pocos días sólo había sombras y tinieblas. En marzo, Madrid y Barcelona ya estaban perdidas, a merced del virus maldito.
He visto al personal desquebrajado por el miedo y el cansancio. El dolor por la soledad compartida con los enfermos. Imágenes imborrables de decenas de pacientes intubados boca abajo entre plásticos. Sentimientos que hacían que no me quisiera levantar el día siguiente, porque ese día iba a ser el mejor de no sabíamos cuantos.
En HM hemos atendido 3000 pacientes de COVID. Llegamos a tener a la vez más de 110 en UCI, más de 900 en las plantas y de ellos a su vez más de 100 en las habitaciones con oxigeno a alto flujo para mantenerlos porque sabíamos que no aguantarían una larga intubación ... al final más de 400 bajas.
La luz ya nos ilumina y hemos salido de la oscuridad, renovados y ahora que nos recuperamos debemos trabajar todos juntos para que no se repita. Hay que estar atentos y no bajar la guardia.
Una tragedia que ha sacado lo bueno de mucha gente buena y nos ha enseñado lo frágiles que somos.
Aprendamos por favor y sobretodo no olvidemos. Disfrutemos CON prudencia.
Un recuerdo final para todas las bajas.
Gracias por estar ahí todas estas semanas