La semana que viene comienza un nuevo curso escolar y con él empieza la rutina.
Llevamos 18 meses de pandemia que desde el principio creíamos que se iba, de una u otra forma, a limitar en el tiempo. Acostumbrados a dominarlo y controlarlo todo, no podíamos creernos que la naturaleza nos diera una lección de tal envergadura. Y nos la dió varias veces.
18 meses en los que hemos pasado de ser incapaces de detectar la presencia del virus, a tener vacunas y tener inmunizados a más del 70% de la población de nuestro país. Y hemos podido hacer posible lo imposible.
18 meses en los que la tecnología y la industria sanitaria han hecho de todo para tratar de ponernos a salvo y que a la espera de un tratamiento eficaz, que acabará apareciendo en algún momento, hemos conseguido los suficentes recursos como para poder conseguir convivir con el virus. Y no tenemos otra opción que convivir.
18 meses en los que el virus a pesar de llevarse con él decenas de miles de vidas, nuestro sistema sanitario, nuestros profesionales de la Salud, a costa de su propia seguridad, han salvado muchas más vidas de las que se ha llevado el Covid. Y hay que ser plenamente conscientes de lo que podía haber pasado.
18 meses en los que a pesar de las buenas intenciones de nuestros gobernantes por protegernos a la vez que trataban de reactivar la economía y normalizar la vida, el Covid nos ha partido por la mitad: La economía y el sistema sanitario. Y no podemos ser autocomplacientes porque hay que mejorar muchas cosas.
18 meses de lecciones para aprender que este nuevo curso no podemos volver a suspender. Para saber que no somos infalibles, ni invulnerables. Para tomar precauciones, para cambiar nuestro hábitos, adaptarnos y ante la duda pensar mal, que ocurrirá lo peor. Hasta ahora es lo que ha ocurrido. Y no podemos ser soberbios.
Cada uno gestionamos nuestros riesgos a nivel individual. Como sociedad, podemos saborear todas las oportunidades que esta tragedia nos deja para tratar de ser mejores para todos, más humildes, comprometidos, responsables e inclusivos. Para inculcar valores que creíamos perdidos. Para ser mejores personas. Si no sacamos algo bueno de esto…. estamos muertos en vida.
No podemos engañarnos. El futuro es incierto con respecto a la evolución de la pandemia. El año pasado empezabamos la 2nda ola a estas alturas.
Ahora ya sabemos que esto no se va acabar. Hagamos las cosas bien. No aprender de los errores es inexcusable. Y ya llevamos varios.
Gracias