Lo mejor que tenemos y lo único que no ha fallado en esta pandemia.
Se debe impulsar el papel de los profesionales a los efectos de la planificación y organización del sistema a través de las diferentes sociedades científicas. En Salud las cosas no se pueden hacer en función de intereses políticos.
Habría que fomentar la estabilidad laboral en el sector público, asi como establecer mecanismos de reconocimiento del esfuerzo, el mérito o la formación continuada.
Deberíamos habilitar un órgano central que ayude y apoye a las CCAA en la gestión de las políticas de RRHH y no que se limiten a competir entre si para quitarse a los profesionales. Merece una especial mención, por lo que hemos sufrido en esta crisis, la necesidad de incrementar el número de enfermeras – España es uno de los países de nuestro entorno con menor ratio de enfermeras/100 mil hab -, así como su capacitación, sus competencias y su especialización. En especial las de los servicios especiales (Uci y quirofanos) y las de la atención comunitaria para potenciar la Atención primaria y la asistencia y seguimiento domiciliario. La enfermería y las auxiliares son la columna vertebral del sistema sanitario.
Refundar un sistema sanitario que considere a sus profesionales