La lucha está en lo que podriamos denominar la defensa exterior. Los servicios de Salud Pública y Atención Primaria se desfondan con el virus para tratar de contener su imparable avance. Por cada paciente positivo con síntomas, apenas con recursos, se diagnostican entre 4-7 contactos asintomáticos, prueba del esfuerzo que están realizando. Además, parece que la App que se estaba probando en la Gomera ha dado buen resultado y es cuestión de semanas que la podamos implantar en el resto de las CCAA lo que ayudará a controlar la expansión del virus. Ningún medio es suficiente. Perdido el hilo de contactos, sin acabar de tomar medidas políticas (p.ej PCR en el control de las fronteras), su avance es incontenible.
En los hospitales, calma tensa. Aumenta levemente por todo el país el número de urgencias e ingresados pero sin excesiva gravedad. Una de las cosas más temidas son brotes intrahospitalarios que empiece a contagiar enfermos y profesionales otra vez.
El virus es imparable, pero es cierto que si uno toma las medidas de prevención -mascarilla, limpieza de manos y distancia social-, no se contagia. Por tanto, a parte de la responsabilidad individual, allá el riesgo que quiera correr cada uno.
Yo no me la juego. He visto lo que puede pasar.
Seguimos atentos.